A la Dirección de la CPM y a la OPINIÓN PÚBLICA:
Ante la gravísima crisis que atraviesa la Comisión Provincial por la
Memoria de la Provincia de Buenos Aires, y luego de intensos esfuerzos para
impedir un escándalo, vemos ahora que se lapida públicamente a un militante de
los Derechos Humanos y con ello se avanza hacia la destrucción de la Comisión.
Por ello, manifestamos:
1) Ante la denuncia de acoso recibida oportunamente contra el Secretario
Ejecutivo de la institución, Alejandro Mosquera, la CPM abrió un proceso de
actuaciones administrativas el cual se encargó al reconocido jurista Dr.
Beinusz Szmukler, con la asistencia de la Dra. Elizabeth Rivas. La convocatoria
a una personalidad jurídica externa a la institución tuvo el cometido de otorgar
transparencia y garantías a las partes, las que fueron escuchadas con la mayor
discreción. Según el dictamen final, “de las constancias descritas no surgirían
a criterio de esta Instrucción, elementos probatorios que acrediten la
existencia de una situación de acoso sexual o laboral a la denunciante por
parte del denunciado”. En base a ello se dio por finalizado el sumario.
2) Sin embargo, reiteradamente se incumplió lo resuelto: primero porque
sólo se destacó la renuncia de Mosquera, que fue un voluntario gesto positivo; y
además porque lo resuelto se fue desnaturalizando, dada la visible resistencia
a aceptar la validez del mencionado dictamen por parte de algunos miembros de
la conducción actual.
3) A diario se persistió en la intención de "castigar" a Mosquera
mediante una sistemática acusación mediática no sólo contra él sino contra la CPM
toda, cuando ha sido conducta de vida de todos y cada uno/a de nosotros que
toda persona es inocente de lo que se le acusa en tanto no medie condena. Y en
este caso no la hubo por parte del tribunal interno que condujo el Dr.
Szmukler. Por lo tanto no corresponde condena por acoso por más que así lo
quieran algunos colectivos políticos y/o de género que más que justicia parecen
buscar venganza de hechos no probados, sentimiento que es ajeno por completo a
todos los organismos de Derechos Humanos. La CPM siempre hizo docencia cívica
alrededor del principio constitucional de inocencia, el que sostenemos y
defendemos desde hace muchos años y por el cual hemos luchado en las peores
condiciones. Toda persona es inocente hasta tanto se demuestre lo contrario y
respetar ese criterio es fundacional del estado de derecho y de la defensa de
los derechos humanos.
4) El pronunciamiento público de inocencia de Alejandro Mosquera sigue
siendo postergado absurdamente, maniobra de desgaste que nos resulta ya
inadmisible. No podemos sino interpretar que esa demora busca explícitamente
generar el clima negativo que hoy advertimos, con fuertísimas acusaciones a
miembros de la institución, y todo con la misma ligereza y fanatismo de quienes
hace siglos inventaban brujas para arrojarlas a la hoguera pública.
5) Sostuvimos y sostenemos que la denunciante de un supuesto acoso en la
Comisión y donde sea tiene todos los derechos de su lado para proceder en otros
ámbitos, si quiere hacerlo. Y allí probar su acusación, si puede hacerlo. Y
desde ya que en el hipotético caso de que se probara inconducta alguna en la
CPM, aceptaríamos el veredicto y aplicaríamos las sanciones correspondientes.
Pero si los derechos de la acusadora son
indiscutibles, también es cierto que no es el escándalo lo que construye
verdad.
6) La CPM y todos los organismos de Derechos Humanos han hecho del camino
de verdad y justicia, y de la no venganza, la esencia de su labor durante más
de 30 años. Rechazamos todas las formas de inculpamiento social o
mediático basadas en sospechas, y así levantamos nuestra voz cuando se
aplica a los jóvenes pobres de nuestras barriadas populares por el mero
hecho de serlo.
Entendemos que el caso de
Alejandro Mosquera es similar, y si acaso se probara –lo que hoy
creemos imposible– nosotros mismos propondríamos su separación.
Pero hacerlo ahora, como se nos exige, sería compartir esa condena
mediática que vemos con preocupación que algunos miembros de la Comisión
sistemáticamente comparten en los hechos, y sería además practicar una
lapidación pública que de ninguna manera admitiremos.
Por lo tanto el
tendencioso argumento de que algunos estaríamos "esperando a que haya
una violación" para que se pruebe el acoso, es irresponsablemente
ofensivo e insostenible, como todas las acusaciones mediáticas que se hacen a
personas de probadas trayectorias tanto en la defensa de los Derechos Humanos
como de los derechos de género. Entendemos por ello que el
"escrache" que se realizó días atrás por parte de algunas personas,
no fue sólo contra Alejandro Mosquera sino contra la institución
toda.
7) Nos llama la atención que la condena a Mosquera por parte de una
minoría de la Comisión, no tiene en cuenta, entre otras cosas, que la
labor de dicho compañero al frente de la Secretaría Ejecutiva del
organismo fue excelente, intensa, inteligente y en todo momento alineada con
los principios y la historia de los organismos de Derechos Humanos.
Durante más de una década el compañero Mosquera realizó una labor
ejemplar, por lo que para muchos de nosotros sin dudas ha sido el más
competente Secretario Ejecutivo que la CPM ha tenido. No podemos
dejar de pensar que quizá es por eso mismo que se lo quiere marginar con
tanta saña.
8) La CPM jamás se mostró dividida por la sencilla razón de que
siempre practicamos el diálogo, la discusión fraternal y el acuerdo. Ahora
vemos, en cambio, que las decisiones mayoritarias son cajoneadas y/o
distorsionadas en su esencia. Desprestigiar al jurista convocado, insistir en
mantener abierto el caso y distorsionar la información pública de la CPM es tan
irresponsable como las acusaciones a miembros de la Comisión por parte de sectores
que creen que hacer justicia es condenar sin pruebas. Y cuyas agresiones y
escraches cuentan con la aquiescencia inexplicable de algunos miembros de la
actual dirección.
Por todo lo anterior, y con dolor ante lo que jamás hubiésemos esperado,
declaramos:
1º) Creemos en la inocencia de Alejandro Mosquera respaldada en la
investigación realizada, porque toda persona es inocente en tanto no se
demuestre lo contrario.
2º) Es la Justicia la que decide agravios, culpabilidades y condenas. Denostar
y agraviar a miembros de la CPM nada tiene que ver con el reclamo de
justicia.
Y
no aceptamos ninguna forma de persecución.
3º) No aceptamos que la CPM quede en manos de un grupo que sólo busca
reconocimientos individuales y no respeta decisiones tomadas democráticamente.
4º) Avalar
a grupos, asambleas o individuos que utilizan el término “cómplices” hacia
miembros de la CPM, con la carga histórica que ello denota, demuestra una
irrespetuosidad que no estamos dispuestos a aceptar de ninguna manera.
Por lo tanto, y notificados de las renuncias de Fortunato Mallimacci, el
Rabino Daniel Goldman, la Dra. Elizabeth Rivas y Alejandro Mosquera por razones similares a las aquí
expuestas, también nosotros presentamos nuestra renuncia a la Comisión
Provincial por la Memoria.
Viernes 22 de Noviembre de 2013.
Laura Conte - Roberto Tito
Cossa - Mempo Giardinelli.
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