• Leo en estas semanas dos
novelas recientes de la Serie Azul de Edhasa, colección que viene publicando
toda mi narrativa y en la que acaba de salir "La última felicidad de Bruno
Fólner".
Una es "El país del diablo", de Perla Suez, interesante
y audaz aproximación a la llamada Conquista del Desierto, circa 1870, y a la
brutalidad de la lucha contra los pueblos originarios que habitaban la
Patagonia.
La acción narrativa, llevada con solvencia como es
habitual en esta autora cordobesa, sigue a Lum, una adolescente hija de padre
blanco y madre mapuche, en su vengativo itinerario por la inmensidad de las
pampas del sur, mientras a la par un pequeño batallón de soldados regresa a la
"civilización" dejando tras de sí tropelías, incendios y muerte.
Novela de crimen y salvajismo, la hermosa poética de Suez salva al texto de cualquier
leve cuestionamiento.
La otra novela es "El azul de las abejas", de
la argentino-francesa Laura Alcoba, nacida en La Plata y traducida una vez más
por el también platense Leopoldo Brizuela.
Alcoba se dio a conocer hace algunos años con una novela
impactante: "La casa de los conejos". Un piso altísimo, todavía
inalcansable. En este caso el texto no es menor pero tiene algo de deja vu,
quizás porque Alcoba sigue trabajando sus recuerdos de infancia, tema que
maneja estupendamente y que sin dudas testimonia su propia autobiografía. O
quizás es que la conmoción que me produjo aquella primera, estupenda novela, todavía
no se emparda. Como tampoco lo consiguió hace un par de años "Los
pasajeros del Anna C", novela que más o menos reitera motivos de infancia,
en este caso ambientada en la Cuba revolucionaria, y que a mí, lo confieso, me
dejó más bien frío. Claro que estaba muy bien escrita, y fue una excelente
composición de época, cualidades que LA maneja fantásticamente, pero no me
apasionó. Lo cual sí consiguió la primera y nuevamente no esta última. Habrá
que seguir leyendo a esta singular colega, cuya vinculación con el país y sus
propios orígenes es, en mi opinión, conmovedora.
* Alguien que sabe de mi
inclinación por la poesía me hace llegar un libro de Paulo Leminky (1944-1989),
un brasileño de Curitiba, personaje singular que fue poeta, compositor,
novelista y traductor. El libro es una antología total, como propone su título:
"Toda poesía". Demasiado intenso y arduo para leer de corrido, me
detengo en diversos hallazgos, que los tiene, si bien es un tipo de poesía
experimental, llena de sonidos, juegos verbales y retruécanos, que no me
apasiona. Y que incluso en lo formal me recuerda absolutamente a nuestro Oliverio
Girondo. (Companhia das Letras).
* El año pasado en Medellín me
reencontré con Marco Tulio Aguilera Garramuño después de 30 años de no vernos.
Autor plurifacético y de personalidad impactante, este colombiano radicado en
Veracruz, México, desde hace casi 40 años, jamás ha dejado de .sorprenderme.
Enorme y desmesurado en figura y en obra, polemista y estentóreo, tiene una
obra numerosa y variadísima, saludada desde que era uno de los jóvenes más prometedores
del llamado Boom de los años 60 y 70. En la Argentina fue publicado tempranamente
por la entonces naciente Ediciones de la Flor (Daniel Divinsky publicó la
primera novela de Marco Tulio, "Breve historia de todas las cosas") y
luego, en México, publicó casi toda su obra en la importante Editorial de la
Universidad Veracruzana (EUV) donde desempeñó además una extraordinaria carrera
académica. También editor, dramaturgo, ensayista y periodista, siempre es fascinante
conversar con él, así como leer sus prosas desbordadas, grandilocuentes y
barrocas. Como me sucede ahora con este libro que me ha dedicado:
"Maelström agujero negro", una colección o reunión de cinco
minificciones, la crónica de un viaje a la Amazonia, el resumen de la
larguísima novela que está escribiendo desde muchos años, y además un ensayo
sobre el concepto de amor en Shakespeare y una media docena de cuentos y
relatos. El título del libro, para los que se quedaron intrigados, remite a los
enormes remolinos que se producen en el mar y se tragan todo. (EUV).
* Quiero mencionar también dos libros que no son
estrictamente literarios, pero me parecen recomendables más allá de sus naturales
destinatarios, en el periodismo y en las ciencias sociales. Uno es "Quinto
Poder. El ocaso del periodismo", de Dante Palma, interesante exposición de
las razones y el sentido del cuestionamiento a la vetusta y mentirosa idea del
"cuarto poder" por la cual los empresarios dueños de los medios, en
todo el mundo, tradicionalmente se arrogan la misión exclusiva de informar
(mal) a las sociedades. (Planeta).
Y
el otro ensayo se titula "Diálogos sobre Europa. Crisis del euro y
recuperación del pensamiento crítico", de Jorge Argüello, actual embajador
argentino en Portugal. En rigor, un análisis inteligente del origen de los
problemas actuales de Europa y sus perspectivas, para lo cual el autor se apoya
en entrevistas y consultas con algunos de los más importantes líderes
mundiales, y en particular aquellos que fueron y son protagonistas de un
continente hoy en conflicto y que ahora está pagando –esta idea es mía– por
todos sus atropellos, crímenes y desaforada explotación de riquezas y personas
durante muchos siglos. Comprender mejor a Europa nos ayuda a entendernos a
nosotros mismos, subraya con acierto Aldo Ferrer en el prólogo a este libro
necesario. (Capital Intelectual).
* Leo también, como parte de
mi trabajo de promotor de lectura, una serie alusiva al 24 de Marzo de 1976 que
publicó el Ministerio de Educación de la Nación (Plan Nacional de Lectura) para
repartir en miles de escuelas del país. Son pequeñas plaquetas con fragmentos
de obras de víctimas de la dictadura, entre ellos —los que me parecieron
mejores— de Francisco Paco Urondo, Roberto Santoro y Héctor G. Oesterheld.