* Releo con absoluto placer
a Howard Philip Lovecraft (1890-1937), un enorme maestro del relato gótico. Sus
climas, obsesiones y estilo son impresionantes y si todavía no lo leyeron, pues
corran a buscarlo en librerías o bibliotecas. "Los mitos de Cthulu"
es una colección memorable y única en la literatura universal. Nadie como este
sujeto extraño, seguramente fóbico y bastante racista, supo crear un
extraordinario mundo literario.
Excepcional influencia para infinidad de autores/as del
Siglo XX, a mí me lo recomendó hace muchos años Osvaldo Soriano, devoto y
exégeta de HPL, cuyos cuentos y relatos extraños son fáciles de encontrar, como
"El sobreviviente" (publicado por una pequeña editorial llamada
Almagesto en 1990 y en traducción de Ariel Bignami), y también unos modestos
pero densos volúmenes publicados por el diario Página/12 en los años 90. Todos
esos libros reaparecieron ahora en mi biblioteca, mágicamente, por la mudanza
que estamos haciendo a la Fundación. Y yo, entre rato y rato, volví a sumergirme
en ellos con la misma pasión de entonces. "La extraña casa de la
niebla" y "La sombra fuera del espacio" son dos maravillas. De
veras: no se pierdan a este narrador excepcional.
* Desde hace muchos años
admiro a Guido Rodríguez Alcalá (Asunción, 1946), para mí el más notable
narrador paraguayo de las últimas generaciones, al menos las que yo conozco.
Recuerdo vívidamente su "Caballero", novela biográfica sobre el
prócer paraguayo, en una edición de tapas rojas que en Buenos Aires publicó Sudamericana
en los mismos años 90 que hoy evoco. También "Caballero Rey",
continuación de aquella saga trágica. De estilo un tanto barroco y lleno de
preciosismos, Guido asistió ahora a mi doctorado asunceño y se sentó entre el
público con esa modestia que siempre aprecié en él, hombre de bajísimo perfil y
completamente elusivo de los fastos literarios. Después de mi conferencia nos
saludamos con el mismo viejo afecto de hace un cuarto de siglo, y me obsequió sus
dos últimas novelas.
Una es "La noche del Catorce", que narra la
decisión de los libertadores paraguayos Fulgencio Yegros y Fernando de la Mora,
quienes en 1807 viajaron a Buenos Aires para colaborar en la defensa contra los
invasores ingleses. De la decepción que les produjo el sistema virreinal
imperante (Paraguay era entonces una provincia del Virreinato del Río de la
Plata) tuvieron la idea de independizarse de España, lo que cristalizó el 14 de
Mayo de 1811, que hoy es el día de la independencia del hermano país.
La otra es "El peluquero francés", novela ya en
su quinta edición y en la que reaparece Elisa Lynch, la impactante dama irlandesa
que signó la vida paraguaya durante medio Siglo XIX y que ha inspirado gran
parte de su literatura. En este caso se narra la amistad de Elisa con Jules
Berny, un peluquero parisino que requiere la ayuda de su influyente amiga (cuyo
marido era el todopoderoso Francisco Solano López) para huir del país.
(ServiLibro).
* Una amiga que conoce mi
amor —pasión, mejor dicho— por Sarmiento, me regala una joya: "La hoja
voladora", de José Pedroni, en edición de Eudeba de 1961, ilustrada por
José Luis Seoane. Es un pequeño libro de la inolvidable colección "La
serie del siglo y medio", en el que con muy breves apostillas y delicados
poemas el vate santafesino natural de Esperanza (que fue la primera colonia
agrícola de nuestro país) rinde homenaje al gigante sanjuanino.
Si como pienso, ser necio es testimoniar la propia
ignorancia, me parece que hoy el Gran Sarmiento es discutido y hasta execrado
con más necedad que conocimiento y por eso mismo estoy convencido de que
Sarmiento debe ser resignificado día a día. Sería un servicio extraordinario
para mitigar la confusión que impera en estos tiempos. Porque es verdad que
Sarmiento fue injusto y condenable en algunas de sus expresiones, pero también
lo es, y sobre todo, que fue un escritor e intelectual excepcional, y además
fue el padre de mucho de lo mejor de la Argentina: "La moral sarmientina
está hecha del amor al trabajo", dice Pedroni, que define así al
extraordinario educador: "En Sarmiento participan el manotazo que derriba
y la caricia que levanta".
* "La otra
Anastasia" es el título de la novela de María Luisa Miretti, respetada escritora
y docente santafesina. Casi en paralelo a la conocida historia de la princesa
rusa, ésta es la versión libre de la historia de la esclava del mismo nombre
que algunos veneran en Salvador de Bahía, Brasil, como precursora libertaria.
(Ediciones Eh!).
* "Buscando el final
feliz" es el título de un voluminoso y profundo ensayo de Ana Guillot, empeñosa
poeta y maestra de talleres que aquí promete "una nueva lectura de los
cuentos maravillosos". Y lo cumple, porque de hecho el libro está lleno de
conocimientos e información de esa que resulta indispensable para quienes se
inician en el género. Con un erudito trabajo de recuperación de modos y
estilos, Guillot hace una interesante cronología de lo que podemos llamar el
ars narrandi, y sobre todo es un hallazgo que se detenga en la descripción,
análisis y referencialidad de una docena de cuentos clásicos de la Literatura
Universal. Ahí están los hermanos Grimm, Andersen Collodi, y, digámoslo, todos
los autores que todo principiante debería leer a conciencia antes de lanzarse
al ruedo...
Libro denso y de ardua lectura, es de segura utilidad y a
mí me recordó los libros de preceptiva cuentística del inolvidable maestro que
fue Don Enrique Anderson Imbert, quien por cierto todavía es súper recomandable
en las ediciones de Corregidor. (Del Nuevo Extremo). •
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