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domingo, 1 de septiembre de 2013

De ideologías y cortes supremas, en el HERALD


Mi nota de hoy domingo en el The Buenos Aires Herald

http://buenosairesherald.com/article/139668/of-ideologies-and-supreme-courts

He aquí la versión en castellano:


Sobre ideologías y cortes supremas


Para muchas personas el problema de la Argentina hoy es la polarización ideológica que, piensan, impera en todos los órdenes y se expresa en un estado confrontativo que no le hace bien a nadie. Cierto esto último –es arduo y odioso vivir en estado de alerta permanente– habría que ver cuán genuina es una confrontación que más parece un juego en el que los opositores confrontan al gobierno diciendo que el gobierno confronta, mientras éste dice lo mismo de la oposición.

Más interesante, y serio, es analizar los contenidos reales de la diferencia, para algunos irreparable, que estaría partiendo en dos a la sociedad argentina. Para ello basta con revisar las bases ideológicas del enfrentamiento, pero teniendo en cuenta que, jamás hay que olvidarlo, en Democracia todas las ideas caben y toda diferencia debe ser contenida antes de ser batalla.

Hace un par de semanas, cuando el Presidente de la Sociedad Rural inauguró la tradicional exposición agroganadera anual, evidenció en su discurso esa polarización ideológica que vive, si no todo el país real, sí la dirigencia argentina. Lo que el señor Luis Etchebehere dejó en claro fue el modelo político al que adhiere una importante porción de dirigentes criollos, en discrepancia con el modelo que impulsa el actual gobierno nacional.

Proyectos por completo diversos, el de Etchebehere es mucho más conocido, aunque parezca extraño, que el del kirchnerismo. Y es que la SRA impulsa, de hecho, el mismo modelo económico que impuso en 1976 la Dictadura y luego perfeccionó el menemismo en los 90. Sus aspectos centrales son, en síntesis, los siguientes: liberalización absoluta del mercado, enfriamiento de la economía, rol preponderante de la banca, reprimarización y reprivatización de la economía, recortes en el gasto público, disminución de salarios y eventuales despidos, no intervención del Estado salvo para reprimir protestas sociales que puedan surgir.

Claro que estas ideas no siempre son expresadas con la sinceridad con que lo hizo Etchebehere, acaso porque es presumible que no recogerían los votos suficientes para alcanzar el máximo poder republicano. Y aquí cabe recordar a Carlos Menem cuando, ya en el poder, dijo: “Si hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaban”. Pero más allá de eso, y guste o no, lo cierto es que este ideario tiene una enorme vigencia en todas las clases sociales y múltiples expresiones partidarias con y sin representación parlamentaria.

Por su lado, el kirchnerismo actualmente en el gobierno impulsa todo lo contrario: control del mercado, economía caliente, limitaciones moderadas a la banca, fuerte inversión pública, aumentos de salarios y paritarias, estímulos a la reindustrialización y re-estatizaciones como las de Aysa, el Correo, Aerolíneas Argentinas e YPF, junto con medidas de inclusión social como la Asignación Universal por Hijo, la fuerte inversión en Educación y la creación de Universidades Públicas. Y todo ello, a la par de leyes como las de Matrimonio Igualitario o Fertilización Asistida, la Ley de Medios de Comunicación Audiovisuales y las ya instaladas políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Todo lo cual afecta intereses reales, y por lo tanto, necesariamente implica afrontar conflictos.

Esta semana todo esto dominó las audiencias públicas convocadas por la Corte Suprema de Justicia, que preparó incluso una batería de preguntas que respondieron los representantes del Estado y del Grupo Clarín, único remiso a someterse a la Ley de Medios. Devenido asunto contencioso entre dos partes, las audiencias fueron interesantes porque allí el Estado defendió la “pluralidad de voces y la desconcentración mediática”, mientras Clarín argumentó defendiendo la “sustentabilidad de la empresa”. Entre las opiniones notables estuvieron la de Frank William LaRue, relator especial de Naciones Unidas para la Promoción y Protección del Derecho a la Libertad de Opinión y Expresión, abiertamente a favor de la plena vigencia de la Ley. Y del otro lado Eliseo Verón, veterano académico comunicacional que abogó vigorosamente por el Grupo Clarín.

Ahora será el turno del fallo, que es muy probable que esté sometido a la misma contienda ideológica. Y que, en opinión de quien firma esta nota, será en el mejor de los casos salomónico. Porque luego de la inexplicable demora (la Corte dejó pasar cuatro años sin definirse), es previsible que ahora tendrá en cuenta la coyuntura más que nunca. Lo que no es bueno, y menos para el máximo tribunal, pero no es descartable que suceda. De ahí la especulación de que la Corte va a fallar (nunca tan ponderado el verbo) dándole un poquito a cada uno.

El riesgo de que esto suceda es que nadie quedará conforme. Por ejemplo, si la Corte dispusiera que Clarín debe abrir sus grillas de cable y eliminar limitaciones a todos los otros canales, pero desestimando la reducción empresarial que dispone la Ley.

Si así lo hiciere, la Corte estaría garantizando la protección a los intereses económicos de una parte. Pero sobre todo y más grave, como ya en otros medios ha sostenido quien firma, la Corte, más que juzgando, estaría legislando. O peor: re-legislando al "corregir” leyes del Congreso.

Y por si le faltaran sal y pimienta a esta semana, se conocieron detalles del fallo norteamericano en favor de los llamados fondos buitres. La decisión de la Cámara de Apelaciones de New York, adversa para la Argentina, está ahora pendiente de ser aceptada por la Corte Suprema de los Estados Unidos. El gobierno argentino respondió velozmente anunciando la reapertura del canje por vía legislativa, lo que recogió apoyos en todo el espectro político, incluso entre opositores recalcitrantes. La reapertura del canje de deuda, sin fecha de cierre para la operación, es una señal de buena voluntad hacia el máximo tribunal, y a la vez intenta sosegar temores bien fundados. Por eso la respuesta del gobierno fue tan rápida: porque busca recuperar la jurisdicción nacional para el pago de todas las obligaciones. Y algo funcionó, parece, porque los fondos buitres suspendieron velozmente la audiencia que habían pedido al juez Thomas Griesa.

Todo está, ahora, en estudio. Si el Congreso Nacional decide que se realicen los pagos en territorio argentino –muchos legisladores opinan que así debió ser siempre– muchas cosas cambiarían. Final abierto, también, para este partido. •

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