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domingo, 11 de agosto de 2013

Las PASO: puerta de cambio en democracia

Mi artículo de hoy domingo en el diario The Buenos Aires Herald:


Y aquí la versión en Castellano:

La campaña electoral para las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) acabó esta semana sin cierres partidarios, por el duelo nacional decretado tras la tragedia de Rosario. El proceso llegó a su término en condiciones tirantes, además, un poco porque la Argentina es hoy un país con bastante gente irritada (que no es lo mismo que un país irritado) y porque el derrumbe del edificio rosarino volvió a poner sobre el tapete los típicos descontroles municipales argentinos.

Las tensiones, más allá del flaco intento cacerolero de un sector de la clase media porteña el jueves por la noche, no dejaron de ser las normales y puede decirse que, una vez más, en este país la democracia volvió a demostrar ser mejor que muchos de sus actores.

Hubo diversos participantes y gestos en la semana preelectoral. Uno: el periodista Víctor Hugo Morales recibió un notable respaldo popular en su visita a Tribunales acusado por el magnate periodístico Héctor Magnetto. Dos: el entertainer Jorge Lanata protagonizó un penoso show de intención política durante la entrega de los Martín Fierro (especie de Oscar Award de estas pampas) y fue criticado por muchas personalidades, entre ellas la veterana diva Mirtha Legrand. Y tres: el affaire del ultrapromocionado intendente de la localidad de Tigre y ex jefe de gabinete kirchnerista, Sergio Massa, quien no denunció un robo en su casa y luego, al aclararlo, acabó oscureciendo más. El escándalo ganó los titulares más importantes de la semana cuando su propia esposa –la también candidata a diputada bonaerense Malena Galmarini– insultó enfurecida al gobernador Daniel Scioli.

Quizás nunca se sepa si lo de Massa fue metida de pata, avivada política o desdichada argucia publicitaria de su equipo, puesto que el ladrón sería un militar conocido de la casa, miembro del partido del candidato y pareja de su empleada doméstica. Tampoco se sabrá cuánto influyó el episodio en la cantidad de votos que hoy en la noche reciba Massa, pero de lo que no quedarán dudas es de que el supuesto robo fue un disparate.

La extraordinaria propaganda mediática que apoyó su candidatura permitió, eso sí, conocer el pensamiento de Massa. Ahora se podrá discutir si es muy ancho o muy angosto, pero quedó claro en el exclusivo almuerzo del martes  en el Hotel Alvear con 200 líderes empresarios. Allí el candidato más joven y supuestamente más moderno repitió conceptos e ideas que tuvieron vigencia y cuestionamientos en décadas pasadas y hasta 2003: “Necesitamos un nuevo marco jurídico para que se respeten las reglas”; “No hay que regular todo"; "Hay que generar confianza para atraer inversiones”; "Hay que tomar préstamos en el exterior"; "Volver a las AFJP como régimen complementario”.
           
Se conocieron también sus economistas de cabecera: Miguel Peirano (ex ministro de Economía), Martín Redrado (ex presidente del Banco Central) y como gurú máximo Roberto Lavagna, quien presentó en sociedad a su hijo Marco. También debutaron como massistas públicos los señores José de Mendiguren (ex UIA), el diputado y ex gobernador bonaerense Felipe Solá y el otro ex jefe de gabinete kirchnerista, Alberto Fernández.

Pero millones de otros argentinos también existen, y seguramente llegan a las PASO con otro ánimo. Los campesinos que aún quedan en Formosa, Chaco, Corrientes o Santiago del Estero, por caso, así como los obreros de miles de pequeñas y grandes fábricas y otros establecimientos que hay en todo el país; y los docentes, los empleados, los jubilados y las nuevas clases medias que pueblan hoy muchos centros urbanos, es posible que vean las cosas diferentes de como se ven en Buenos Aires. Donde hubo debates en la tele pero de pobreza franciscana, dicho así no porque esté de moda invocar al Papa sino por la austeridad de ideas que mostraron los convocados a programas llenos de previsibilidad y lugares comunes. Si el gran debate fue el que protagonizaron en TN la señora Carrió con los señores Gil Lavedra, Loustau e Illia, está todo dicho.

Quedó claro que la atención periodística y de parte de la población capitalina se centra sólo y como siempre en lo que sucede a la sombra del Obelisco, y acaso en el conurbano, donde el Frente para la Victoria, o kirchnerismo liso y llano, es visto como el monstruo a vencer. Es en la capital de esta república donde tantos ciudadanos/as se mantienen convencidamente ciegos y sordos –aunque no mudos– y sobre todo de espaldas a un país que creció en una década mucho más que en las cuatro anteriores. Crecimiento cuestionable en muchos aspectos, desde ya, y que ha descuidado reglas éticas y se basa todavía en un estilo que disgusta a tanta gente como a otra fascina. Pero crecimiento inocultable que a la hora de la hora, o sea en las elecciones generales del próximo Octubre, puede ser determinante. Porque será en Octubre cuando los porotos, como se dice en el truco, realmente cuenten.

Habrá que esperar, entonces, a que hablen los resultados nacionales. Y mientras tanto, por qué no, meditar calmadamente acerca de una grata paradoja argentina: una sociedad que protesta y ejercita ese derecho diariamente, es también una sociedad que va madurando y aprendiendo de sus propios errores y necedades. Y aunque tantas veces desdeñe o rabie contra la política, no le da la espalda a la política sino todo lo contrario. Y esto habla de una sociedad que aprendió de sí misma y ya no quiere gobernantes autoimpuestos, por muy brillantes que sean sus uniformes de gala.

Por eso hubo, hay, y seguramente habrá manifestaciones de todo tipo y para todos los gustos: la Sociedad Rural en pleno aplaudiendo las alarmistas acusaciones del señor Etchebehere a la par de las puebladas contra las mineras contaminantes en Catamarca y La Rioja; las ruidosas exageraciones de las izquierdas piqueteras a la par de los disminuidos cacerolazos (como el del 8A) convocados desde usinas de internet por partidos y agrupaciones de derecha. El conjunto habla de una sociedad extensa y compleja en la que abundan fuegos artificiales en la política cotidiana, pero el país no se sale de cauce y la vida nacional sigue andando.

Las PASO en el resto del país, hay que decirlo, mostraron menos alharacas, aunque también hubo encuestas para todos los gustos y los resultados parecen previsibles en muchas ciudades y provincias. Mientras en la siempre encantadora Buenos Aires el macrismo parece seguir siendo sólida primera minoría, eso no se repite en el interior del país, donde casi todos los gobernadores llevan las de ganar (con la salvedad, acaso, de Corrientes, donde el kirchnerista Camau Espínola podría dar una sorpresa). Y es que en el llamado "interior" hubo más bien apatía o normalidad. Ni siquiera grandes actos proselitistas, ni mucho dinero invertido en campañas como fue evidente en Santa Fe, Córdoba, La Pampa, Chaco, Río Negro y otras provincias donde los resultados o "están cantados" o no auguran grandes sorpresas.

Se verá esta noche. •

1 comentario:

  1. Buenos días señor Mempo.

    Mi nombre es Gabriel y actualmente leí su obre "Luna Caliente" y me pareció una de las mejor obras que he leído de novela oscura.

    Cuento con un blogg de igual manera pero obviamente solo soy un aficionado en el ámbito de la escritura.

    Gracias por su tiempo de leer este comentario.

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