Aviso por los comentarios

AVISO: Es probable que en algunas redes sociales existan cuentas, muros o perfiles a mi nombre. NADA DE ESO ES VERDADERO.

Las únicas 2 (dos) vías de sociabilidad virtual que manejo son este blog y mi página en FB. Ninguna otra cuenta, muro o perfil —en Facebook, Twitter o donde sea— me representa. Por lo tanto, no me hago cargo de lo que ahí puedan decir o escribir personas inescrupulosas.

viernes, 29 de enero de 2021

 Apuntes de la Errancia / 40

La Forestal: el genocidio que hoy cumple 100 años

 

Por Mempo Giardinelli 

 

 

En el siglo 19, el enorme territorio boscoso que cubría más del 20% de la superficie continental de nuestro país, se llamaba El Gran Chaco Argentino y comprendía 10 provincias: Formosa, Chaco y Santiago del Estero completas, la mitad Norte de Santa Fe y gran parte de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, el Norte y el Oeste de Córdoba, y partes de San Luis. 

 

Era un extraordinario territorio de bosques que abarcaban más de 100 millones de hectáreas de montes y selvas vírgenes, y que equivalía a casi todo el territorio de España y Francia juntas.

 

Todo eso se perdió cuando la explotación bestial e incontrolada de la empresa británica La Forestal, en 80 años arrasó con ese fabuloso patrimonio de bosques de maderas preciosas y más de 400 especies animales nativas. 

Esa devastación se hizo a sangre y fuego a partir de 1872, cuando los ingleses empezaron a operar. La llamada "expansión del modelo de agricultura capitalista" provocó uno de los más brutales atentados ambientales del mundo. La empresa cortaba árboles a mansalva y exportaba postes, tanino y durmientes para el ferrocarril. Esa explotación maderera intensiva y sin reforestar eliminó en pocas décadas la fabulosa llanura boscosa Chaco-Pampeana, llegando hasta lo que hoy se llama El Impenetrable, en el norte chaqueño, que se salvó por serlo y desde entonces lleva ese nombre. 

 

Esa Argentina fue parida por el mitrismo y el roquismo, que la pensó siempre desde la producción agropecuaria en la Pampa Húmeda, y tomando a la actividad forestal como mero complemento. Las maderas se destinaban a la construcción, se usaban como combustible y para asentar las vías férreas que todavía hoy soportan trenes. Los durmientes de quebracho, que es una madera que no se pudre jamás dado el tanino que contiene, impusieron el derribo de todos los territorios boscosos. Una obra maldita que ejecutó La Forestal, dedicada a talar aquellos bosques de quebracho que parecían interminables. 

 

Ese paraíso verde, patria de las maderas más duras del mundo, sirvió para que durante décadas se labraran a hachazos los durmientes sobre los que rodaron y todavía ruedan los ferrocarriles y subterráneos de casi todo el planeta. Esas maderas, por dureza y tamaño, requerían de hacheros en equipo, trabajando jornadas interminables bajo calores agobiantes. La dureza y durabilidad de esas maderas, y en particular del quebracho colorado, eran su virtud pero también su maldición.

 

Primera productora de tanino a nivel mundial, para explotar esa riqueza la compañía La Forestal fundó unos 40 pueblos y puertos e instaló más de 30 fábricas de tanino, de las cuales aquí en el Chaco aún hoy, 100 años después, quedan por lo menos dos que todavía tiñen los ríos interiores con efluentes de tanino contaminantes. Hoy, cada día, aquí nomás. Con el cuento de la productividad y de que dan empleo.

 

Aquel imperio inglés en el norte argentino fue gigantesco y fue feroz. Las inhumanas condiciones de explotación llevaron a que entre los años 1919 y 1922 se organizaran sindicatos de trabajadores en reclamo de reivindicaciones que cualquiera de nosotros exigiría hoy frente a infames condiciones de trabajo, habitacionales y sanitarias. Ni siquiera se les pagaba en dinero sino que se les daban vales, escritos en inglés, que sólo podían canjearse en los almacenes de la compañía. Y cuando los sindicatos obreros lograron un importante convenio colectivo, la empresa lo incumplió, protegida por el gobierno santafesino y una fuerza llamada Gendarmería Volante, que se coordinaba con un grupo parapolicial: la autoproclamada Liga Patriótica. 

 

En diciembre de 1920 la compañía impuso un lock-out patronal, cerrando las fábricas y despidiendo a miles de trabajadores, hacheros, y sus familias, que enfrentaron a la compañía. Y un día como hoy de hace exactamente cien años, el 29 de enero de 1921, el estallido social se extendió a toda la región, y pueblos y bosques vivieron un infierno asesino. La cacería de huelguistas en las fábricas, como en Villa Ana y Villa Guillermina, produjo entre 500 y 600 muertos. 

 

La empresa La Forestal es responsable, para siempre, de una de las peores masacres de la historia argentina, Cientos de huelguistas, en decenas de pueblos norte-santafesinos, fueron asesinados por mandato de la empresa y con autorización del gobierno provincial. Sólo casi dos años después, aplastados los reclamos, reabrieron las fábricas en noviembre de 1922.

 

La Forestal fue un estado dentro del Estado Argentino por más de 80 años, durante los cuales no pagaban impuestos y se llevaban las multimillonarias ganancias a Inglaterra. Con la protección del gobernador santafesino, el radical Enrique Mosca, que fue después abogado de la empresa y en 1946 candidato a vicepresidente de la nación. Así el primer gobierno de origen popular de la Argentina, el de Hipólito Yrigoyen, quedó manchado para siempre con la sangre de cientos de esos hacheros y sus familias.

 

La Forestal se fue de la Argentina en 1960, después de haber talado casi el 90% de los bosques del país y dejando detrás miles de muertos, desertificación y un daño ecológico absolutamente incalculable, e irreversible. 

 

Años después se conocieron valiosos testimonios: el narrador santafesino Gastón Gori fue de los primeros en narrar aquel infierno, y también el recordado historiador Osvaldo Bayer. Varias obras de teatro recuperaron aquella barbarie, y en cine la película "Quebracho", de 1974, dirigida por Ricardo Wüllicher y las actuaciones de Héctor Alterio, Lautaro Murúa y gran elenco, fue un suceso nacional. Valiosos premios consuelo, se diría, con indignada tristeza. @

No hay comentarios:

Publicar un comentario