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martes, 9 de agosto de 2016

Lecturario # 50 - MacDonald, Renaud, Marai, Galarza, Montealegre

Lecturario # 50 - MacDonald, Renaud, Marai, Galarza, Montealegre

+ Mudar una biblioteca es un trabajo maravilloso, y es lo que vengo haciendo con la mía desde hace un par de años, lentamente. La estamos instalando en la Fundación, en Resistencia, y está poniéndose linda como las mozas del campo en primavera. Ya casi todo mi acervo está en Resistencia y en proceso de catalogación, gracias a las dos Roxanas que clasifican a buen ritmo, y a la CONABIP que nos ha incorporado al sistema Digibepé. Lo que falta es lo que tengo en Buenos Aires, y por eso en cada viaje a la Capital desmonto, estibo en cajas y voy trayendo de a poco. Me llevará un buen tiempo, todavía, pero qué placer es acariciar estos viejos compañeros, abrirlos como ventanas para volver a ver el sol, y releer al azar glosas, dedicatorias y subrayados. Así la semana pasada, y yendo de la cama al living como diría Charly, se me cruzó en el camino "Blues de medianoche", un cuento fascinante de Ross MacDonald (1915-1983) publicado por Editorial Almagesto (una casa que no sé si aún existe) en 1995.
            De tapas de intenso color celeste y en traducción de Ariel Bignami, el pequeño volumen se abre con un agudo prólogo informativo de Juan José Delaney, quien era ya un buen especialista del género policial hace 30 años. Además del célebre cuento "Azul medianoche", integran la trilogía de esta edición "Busquen a la mujer" y "Tratamiento de shock". Una joyita que no recordaba especialmente. 
            MacDonald y su entrañable detective Lew Archer son parte de mi formación literaria más temprana. Que la debo en parte a Osvaldo Soriano, quien me impulsó a leer novelas para mí inolvidables, como "La forma en que algunos mueren", "Costa bárbara", "El hombre enterrado", "El caso Galton" y "El martillo azul". EN LA FOTO ESTOY CON ÉL EN SU CASA DE SANTA BARBARA, CALIFORNIA, EN 1978.
            Me quedo pensando que si cada libro que preparo para la mudanza me produce estos sacudones, estoy frito. Confieso que he leído, pero ¿me alcanzará el tiempo para hojear los tesoros que pasaron por mis manos?

+ De manera que mejor voy sintetizando: "Lo que no quise decir", de Sandor Márai, es un muy interesante libro del gran narrador húngaro. En este caso se trata de capítulos autoexcluídos de la época en que su país padecía el nazismo y luego el estalinismo. De valor documental, historico, narrado con exquisitez pero también con lo que podría llamarse dolor patriótico. (Salamandra).

+ "Cosa de nadie" es el título de este primer libro de Laura Galarza, psicoanalista porteña formada literariamente en el taller de Guillermo Saccomanno. Textos pulcros y cuidados, son historias que parecen surgir de la observación y la introspección de la vida cotidiana. (Ediciones del Dock).

+ "Violeta Parra", del poeta chileno Jorge Montealegre, es un recorrido por la vida de la recordada cantautora. No una biografía exactamente, pero sí un lúcido y amable acercamiento a su obra, sus inspiraciones, sus pasiones. (Ediciones Usach).

+ Y como final destacado, la nueva novela de Maryse Renaud: "Relato de ceniza". A paso firme y con seguro dominio sobre personajes y hechos, la narradora martiniqueña-francesa ha escrito una novela poderosa y cargada de significaciones y alusiones. En ella esta catedrática nacida en el Caribe, y que escribe en Castellano, despliega sus virtudes narrativas como ya lo hiciera en su novela "La mano en el canal" (Corregidor), que transcurre en la Argentina, y en su notable libro de cuentos "En Abril, infancias mil" (también Corregidor) donde los relatos eran narrados desde la perspectiva de una niña que descubre el mundo adulto en un contexto en el que la esclavitud, el mestizaje y la discriminación racial están presentes. (Ver Lecturario #18, en: http://cosario-de-mempo.blogspot.com.ar)
            Ahora en "Relato de ceniza" Renaud hace gala una vez más de la fuerza descriptiva de su prosa, que evoca a Alejo
Carpentier e incluso a Miguel Ángel Asturias, para narrar la historia de Cyparis, un negro joven y marginal que sobrevive en condiciones espantosas a la erupción de un volcán antillano que en 1902 destruyó miles de vidas. La narración, vertiginosa y con soberbia vastedad lexical, sigue la vida novelesca de Cyparis, que lo lleva a ser estrella circense en los Estados Unidos y luego a trabajar en la construcción del Canal, circa 1904. LA peripecia de Cyparis y su amada Victorine, también martiniquesa y posteriormente víctima de la siempre absurda violencia, los desplaza por el texto como marionetas de un destino trágico y común, hasta que estalla la Primera Guerra Mundial y él se convierte en fugitivo por temor a ser llamado a una contienda a la que en absoluto siente propia.
            Es notable cómo Renaud, tan francesa y tan competente académica europea, mantiene sus raíces intactas en el Caribe. Lo que no sólo tiene valor expositivo de la conducta de su pueblo desde una perspectiva a la vez piadosa e impiadosa, sino que también renueva la literatura del Caribe, que hasta ahora pareció concentrarse casi exclusivamente en la vasta y exquisita literatura cubana. "Relato de ceniza" es una rampante novela latinoamericana. Caribeña, sin dudas, y de francoparlantes pero convencidamente latinoamericana.
            Poderosa novela, fascinante y recomendable. (Verbum, Madrid).

+ Acuses de recibo:
1) "El arte de hacer justicia. La intimidad de los casos más difíciles de la Corte Suprema", de Ricardo Lorenzetti. (Editorial Sudamericana).
2) "Derechos Humanos: justicia y reparación. La experiencia de los juicios en la Argentia. Crímenes de lesa humanidad", de Ricardo Luis Lorenzetti y Alfredo Jorge Kraut. Prólogo de Baltazar Garzón. (Editorial Sudamericana).


1 comentario:

  1. Estimado Mempo: Qué tema, el de las bibliotecas; somos o hemos sido vecinos, soy correntino como el aguará, aunque mi apellido como el tuyo desciendan de los barcos. En mi pueblo natal Bella Vista Ctes. existe una biblioteca que dicen qué, la donó Sarmiento, por tal motivo lleva el nombre de él. En esa biblioteca conocí a Salgari, Conan Doyle, Poe, etc, no era mucho lo que podía leer puesto que a mis padres se les ocurrió que hiciera el 6° grado libre en la primaria y luego el 4° año del bachillerato. Allí conocí la astronomía junto a un sobrino de mi profesora el Pepe (José L. Sersic ver Wikipedia). Mi misiva ¿se llama así en estos tiempos electrónicos?; la cual no sé si tendrás tiempo de leer tiene que ver con otro personaje de mayor calibre que descendió de los barcos como exiliado político del Reino (sí del Regno d'Italia) y recaló en Bella Vista, según un historiador correntino Sr. Palma ya fallecido. Cuando puedas te agradeceré un acuse de recibo. Quizá haya algo para contar del Taragüí. Recibe un gran abrazo peronista-kichnerista.
    Arturo Langton
    aalangton@gmail.com


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