También me abrió el apetito el recuerdo de la admiración
que mi papá sentía por el viejo líder socialista, y desde luego la lectura de
la extraordinaria tesis de graduación que escribió y presentó Palacios en 1899
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, sobre la miseria
imperante y sus estragos, y que fue rechazada por la UBA como ya comenté en
otro Lecturario, el # 38.
Entonces me sumergí en "Alfredo Palacios. Entre el
clavel y la espada", admirable trabajo que debemos a García Costa. Libro de
lectura gozosa y cautivante, es una enorme investigación, no habitual en la
Argentina por el acopio probatorio y la inmersión en los discursos y actuación
pública de un hombre, Palacios, absolutamente impar en la vida de esta nación.
El libro es, en este sentido, una clase magistral de
historia, de política aplicada y también de ética, principios morales y
conducta, tanto personal como cívica. La vida de Palacios obliga a pensar en un
hombre excepcional y a ello contribuye inmejorablemente este libro de García
Costa, escrito espléndidamente, ameno y fundado. (Planeta).
* También leí, a la par,
"Alfredo Palacios, el socialismo criollo", un hermoso volumen que
incluye una notable selección de textos presentada por Juan Carlos Coral (1933),
quien en los últimos años de vida del Maestro fuera su compañero de militancia
y de bancada, y en cierto modo devino una especie de clon y sucesor mítico a su
manera. Es éste un trabajo también muy interesante, y útil, porque recorre los
grandes temas palacianos: la defensa de los trabajadores; la conciencia
americana, grandes temas nacionales como el petróleo, los ferrocarriles y la
política de la tierra y el agro. Y además el libro de Coral incluye el último
proyecto legislativo de Palacios, de 1964 y para la urbanización de villas de
emergencia. (Editora La Vanguardia).
* Por cierto, y ya que comento libros que tienen que ver con la historia nacional, e incluso con Alfredo Palacios, leí (y ahora declaro mi fascinación por) "Las Islas Malvinas", un libro sencilamente monumental que los argentinos debemos a Paul Groussac (1848-1929), intelectual francés que recaló en el Río de la Plata sin hablar castellano y que fue luego y durante 44 años director de la Biblioteca Nacional.
Admirado por Borges y muchísimos otros intelectuales argentinos
de varias generaciones, Groussac escribió la primera historia fundamentada de
las islas del Atlántico Sur, en base a una maciza documentación que encontró en
innumerables archivos. El libro es espectacular en ese sentido, y por ello se
constituyó en base argumental de los derechos argentinos sobre el archipiélago.
La versión que leí es la original traducida al castellano
y publicada en 1936 por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip),
en base a una ley del Congreso que fue iniciativa, precisamente, de Palacios. Y
que ahora publicó la Cancillería Argentina en una cuidada edición extraordinaria
que contiene el prólogo original de Juan Pablo Echagüe y otro, actual, de
Daniel Filmus.
Leí este libro en el viaje de regreso de la Bienal de Rio
de Janeiro, una mañana que pensaba dormir completa durante el vuelo y confieso
que con poca curiosidad al comienzo. Pero enseguida me cautivó y me fue
imposible dejarlo porque el precioso volumen me enganchó como hacía tiempo no
me sucedía con otro. No pude soltarlo hasta que lo terminé, entregado a la
prosa exquisita y sabia de Groussac narrando —fue el primero en hacerlo— la historia
del despojo de las Malvinas.
Se trata de un libro brillantemente escrito, con una
información histórica impresionante y una pasión medida, no subjetivada y en
todo caso, lo que es mejor, contenida y sobria en todo momento. Una joya de
investigación, que marcó el camino de reivindicación que aún hoy lleva adelante
nuestro país.
* La notable cuentista Hebe
Uhart (1936) vino a nuestro reciente Foro del Libro y la Lectura y fue un
placer recibirla. Conozco su obra desde hace muchos años, porque es una de las
más sólidas cuentistas argentinas de las últimas décadas. Yo la descubrí cuando
dirigía "Puro Cuento" y la publicamos a comienzos de los 90, si bien
recuerdo. Desde entonces admiré sus cuentos y en particular "Memorias de
un pigmeo", que me sigue pareciendo uno de los libros más originales de la
cuentística argentina.
Ahora leí el que creo que es su último libro, "Un
día cualquiera", otra notable serie de cuentos que pueden leerse también como
una novela íntima, personal, basada en recuerdos de juventud, observaciones
epocales, agudos apuntes literarios, evocaciones de barrios bonaerenses y todo
con la mirada aguda, incisiva y plena de humor e ironía que caracterizan la
escritura de Uhart. (Alfaguara).
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