Ante todo comparto el saludo de fin de año que mandamos desde la Fundación... Y sigo con mi recuento de lecturas recientes.
• De mi entrañable hermana y maestra Angélica Gorodischer, enumero
varios de sus libros que he leído a lo largo de 2012, y como para celebrar
lecturas y amores. Algunos de estos libros ya los había leído siendo originales.
Los recomiendo enfáticamente, en particular dos magníficas novelas: "Las
señoras de la calle Brenner" (Emecé) y "Tirabuzón" (Fundación
Ross).
• Y por si lo anterior fuera poco, que no lo es, también de Angélica una
nouvelle inteligente y para lectores agudos: "Cruce de caminos"
(Atlántida), que relata un fantástico encuentro en el gorodischeriano e
imaginario Bar Burgundy, de Rosario, entre Kublai Kahn y Marco Polo, al que
asiste la autora desde otra mesa. Una joyita.
• Y hablando de Rosario, ciudad de grandes autores/as, les
cuento que en una reciente, breve convalescencia leí en Buenos Aires, no sin
sorpresa, al rosarino Roger Pla (1912-1982). Autor hoy casi olvidado y con toda
injusticia, fue un importante actor literario entre los años 40 y 70 del siglo
pasado, por lo menos. Experimental y preciosista, me sorprende su notable novela
"Intemperie" (reeditada por la Municipalidad de Rosario). Yo sólo conocía
algún cuento de él y una de sus primeras novelas ("Paño Verde"), que
le había gustado a mi madre. También sabía del fervor de sus discípulos, entre
ellos Silvia Plager y Orfilia Polemann.
• Del laureado poeta venezolano Enrique Hernández D'Jesús he
leído varios libros durante el último mes y medio, después de encontrarnos en
Caracas y compartir cenas y rones. Amigo de hace más de 25 años, Enrique no
deja de sorprenderme, ahora laureado reiteradamente en su país. De él leo un
libro maravilloso, abrumador de tan original: "La espiga plateada. El
espíritu amoroso del arroz" (Editorial El Perro y la Rana), una joya de
imaginación y buen decir hermosamente ilustrada por Carlos Contramaestre.
• Del mismo Enrique, leo un libro de homenajes populares a
Libertador Simón Bolívar, algo menor que el anterior: "Fábula de los
fabuladores". Y avanzo lentamente en otros tres, últimos poemarios.
• Por cierto, si de poetas se trata es hora de recomendar a
Rolando Rebagliatti, heterodoxo vate porteño de prolífica e intensa obra, a
quien no conozco personalmente desde hace 25 años, pero cuya trayectoria he
seguido con respeto. Ahora me envía y leo "Tomavistas" (Ediciones La
luna que), agudos poemas de origen cinematográfico.
• Por cierto, en un mail privado un lector me hace notar
—con agrado, dice— mi afición por la poesía. Y es verdad, y admito que viene de
que soy un poeta frustrado, o reprimido, y quizás por eso mismo lector
consuetudinario de toda la poesía que llega a mis manos. Y llega mucha. Y por
qué no confesar, además, que yo hubiera cambiado con todo gusto y ventaja toda
mi producción narrativa por un único poema perfecto, definitivo y consagratorio.
• Del notable narrador Jorge Consiglio leo su novela
"Pequeñas intenciones". La sigo con disciplina pero, la verdad, no me
atrapa como sí lo hicieron sus notables cuentos de "El otro lado"
(ambos libros publicados por Edhasa). Lo mismo me pasó hace años nada menos que
con Abelardo Castillo: admiro rendidamente sus cuentos pero nunca me apasionaron
sus novelas.
• Del narrador neopatagónico Alejandro Ponce (y aclaro que invento
esta categoría geográfica para aludir a los argentinos radicados en el Sur en
las últimas décadas) leo dos interesantes, llevaderas novelas: "El otro
desierto" (El camarote) y "Entre dos luces" (Fondo Editorial
Gral.Roca).
• Acuses de recibo:
-"Gracias Néstor" (Barro Nuestro), tierno
recorrido fotográfico de Sebastián Miquel por las jornadas posteriores al
fallecimiento del ex presidente.
-"Comunicación para organizaciones sociales", de
Eugenia Etkin (La crujía).
-"La luz en el nogal", poemas de María Cristina
Venturini (La grieta).
-"Más vale nunca", novela de Daniel Tórtora (La
grieta).
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