Lecturario # 65. Guerra, Toscana, Jitrik, Sodero.
Es curioso que este Lecturario crece –o, mejor dicho, se desarrolla– a partir del azaroso arribo de libros a mi escritorio, este ambiente luminoso que mira a un jardín tropical que amo, cuido y me enorgullece, y desde el que sueño, pergeño y ordeño –para decirlo juguetonamente– las tramas, versos, argumentos e ideas que son rutina de mis días.
En este contexto, suele asombrarme la cantidad y sobre todo variedad de libros y lecturas que me llegan, y que casi nunca alcanzo a leer totalmente. Decía mi maestro Juan Filloy que en su larga vida había leído unos 18 mil libros y sin embargo, a los noventa y tantos años, no le parecían ni muchos ni pocos. Yo sabía, ya entonces, que como bibliófilo heredero de una modesta pero sólida biblioteca casera, construída por mi mamá y mi hermana, yo no iba a leer más que unos pocos miles de libros, que serían nada en medio de los incontables millones de volúmenes que constituyen la literatura universal. Pero sí los leería –los he leído– sabiendo que era lógico y bueno que así fuese, y que en todo caso sería mi astucia de buen lector, si llegaba a serlo, la que habría de seleccionar mis lecturas.
Leer, así, se fue haciendo una práctica diaria, antes una necesidad que un mandato. Y aquí estoy, ahora, ya grande y macizo hasta donde pude, dando cuenta de mis lecturas contemporáneas, de algunas revisitaciones y de seleccionar entre todo lo que me llega y no descarto en masa. Éste es, ciertamente, el espíritu de este Lecturarioque me place que algunas personas consulten y acaso tomen como guía hacia un posible disfrute.
Y ahora, vamos a algunas de mis lecturas recientes:
* Quizás el prologuito que precede adquiera más sentido si confieso que me fue necesario para comentar "La miel". Que es un libro bellísimo y conmovedor cuyo autor fue Tonino Guerra (1920-2012), una de las personalidades más impactantes de la cultura italiana contemporánea, más allá de que para much@s parezca y sea un absoluto desconocido.
Prisionero en un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial, Tonino fue después, durante más de 30 años, uno de los mejores guionistas del cine italiano de posguerra. Trabajó para y con los más importantes directores de cine: Federico Fellini, Vittorio de Sica y Michelangelo Antonioni, entre ellos. Y guionó películas inolvidables como Amarcord, Y la nave va, Ginger and Fredy muchas otras. Y fue además un poeta notable.
Este libro exquisito, "La miel", me lo regaló recientemente su traductor al castellano y también poeta: Juan Vicente Piqueras, de quien ya comenté en un Lecturario reciente una notable antología.
Deslumbrante por donde se lo mire, sabio, ameno, seductor, este poemario de Tonino Guerra, titulado agridulcemente "La miel", es un libro que en mi opinión lo tiene todo, desde sabiduría a buen gusto. Vean nomás:
La Bina vivía en una cabaña
en el camino malo y paseaba
con su cabra por el río.
Nadie sabía si era hombre o mujer:
tetas sí tenía, pero también bigote
y unas botas enormes de montaña.
Este año las hojas secas se quedaron en las ramas
porque no soplaba ni una brizna de viento
y los árboles parecían antorchas encendidas.
El Canto Noveno, para mí sublime, concluye con estos versos:
Y por fin una mañana las páginas comenzaron
a susurrar ligeras con la brisa.
Parecía que hubiera un enjambre de abejas encima del tejado
y el fraile se echó a llorar porque los libros hablaban.
Y en el Canto Décimotercero:
Miedo ¿por qué?
La muerte no es aburrida,
viene una sola vez.
Delicia de libro, lo leí dos veces y las dos temblé. (Pepitas Editores).
* David Toscana es un escritor mexicano, norteño de Monterrey, que vive desde hace años en Europa. Lo conozco desde los tiempos del exilio argentino y siempre aprecié su prosa y su imaginación. Y aunque no he leído su obra completa, sí le entré a su notable "Estación Tula"y a la entre audaz y delirante "El ejército iluminado", ambas novelas históricas. Su obra es significativa ya, y hace dos años Toscana recibió el galardón más preciado de la literatura mexicana: el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017, por una novela que aún no he leído: "Ongaroy".
Pero sí acabo de leer y recomiendo con énfasis su magnífica "El último lector". Una narración de notable belleza estilística y atrapante nudo argumental: Remigio, hijo de un bibliotecario de un pueblo semivacío, compromete a su padre, Lucio, en el ocultamiento de un crimen que no cometió: el de una niña de belleza incandescente cuyo cadáver aparece misteriosamente en el aljibe. Y a cuya develación concurre la literatura atesorada en una biblioteca que casi nadie visita.
"El Último lector"es una pequeña joya literaria, de título emparentado casualmente con el libro de Ricardo Piglia también titulada "El Último lector". Y digo casualmente, además, porque ambos libros se publicaron a la par en Barcelona y 2005: el de Piglia en Anagrama y éste de Toscana en Mondadori. Ahora la edición que leo es la de Alfaguara, Narrativas Hispánicas.
* Noé Jitrik sigue deleitando a sus seguidores con sus memorias, que ya empecé a comentar en el Lecturario # 29 con "Casa Rosada", que es parte de una especie de autobiografía no declarada del querido maestro de maestros y distinguido académico Noé Jitrik.
Nacido en 1928 en Rivera, pueblo entre bonaerense y pampeano, y siempre en plenitud, Jitrik viene publicando en la platense Ediciones al Margen sus memorias. Y lo hace en forma de una serie de libros que se constituyen en una interesantísima saga que convoca recuerdos y vivencias familiares, literarias y políticas. Y así, con una prosa impecable y la memoria prodigiosa que tiene, estos libros de Jitrik impresionan por belleza poética, sinceridad y aporte histórico-literario. Como se advierte en el último libro de la saga, "El río de las terneras atadas", que se anuncia como "Relatos" –que sí son– pero en la misma tesitura de memorias, aquí familiares, literarias, políticas, y con esa prosa pausada y certera que caracteriza a NJ. Un libro, en fin, que es una delicia de leer y además de aprender. Porque Noé tiene a esta altura la sabiduría del honesto historiador, y eso es a la vez magisterio. (Ediciones Al Margen).
* Y cierro con la mención a un libro de cuentos cuya lectura me resultó impactante: "El mar de los lobos",del joven narrador patagónico César Sodero, de quien ya comenté su primer y notable libro ("Sierra Grande") en un Lecturarioreciente.
Ahora se publicó este libro premiado, y tuve el gusto de presentarlo en la reciente Feria del Libro porteña. "El mar de los lobos"es el libro con el que Sodero fue uno de los dos premiados del concurso de la Fundación El Libro del año pasado, 2018. Un concurso que nos dio mucho trabajo a los jurados (que integramos con Ana María Shúa, Jorge Lafforgue, Carlos Gamerro y el puertorriqueño y también ganador del Premio Rómulo Gallegos, Eduardo Lalo).
Es éste un libro potente, de imaginación inusual, y que contiene por lo menos dos de los mejores cuentos que he leído en los últimos tiempos. De veras, y miren que leo mucho cuento. Como dice en la contratapa mi querida colega Shúa: "transita el límite poroso entre lo humano y lo salvaje (...) Libro de frontera, inesperado en cada línea (...) Un libro de cuentos en el que la violencia y la belleza se aferran al lector hasta el final, y lo transforman". Nada menos.(Alto Pogo editores).
Gracias por las reseñas, Mempo; allá vamos por tus recomendaciones, y en mi caso al menos, por el esfuerzo inhallable de hacerme de dos vidas para leer todo lo que nos hace falta...
ResponderEliminarMuy buena idea: no dejar caer las lecturas es un acto de respeto y de cariño. Así deberíamos hacer todos. Felictaciones y abrazos
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