* Otra
maravilla que me fascinó leer/releer últimamente: los "Cuentos Selectos",
de Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), traducidos por Teresa Arijón y Bárbara
Bellocq, con selección y prólogo de Carlos Gamerro. Un librazo que devoro en
aviones y aeropuertos, y que me regresa a momentos sublimes de hace muchos
años, cuando descubría a este narrador excepcional.
"Al Este del Paraíso",
"El Gran Gatsby", "Tierna es la noche", "Babilonia revisitada"
e "Historias de Pat Hobby" fueron libros fundamentales para mi
formación y me deleitaron desde que era yo un joven periodista. La prosa de Fitzgerald
es tan suave como rotunda, tan delicada como irónica, tan exquisita como
brutal. Él fue un maestro excepcional, para mí uno de los más grandes de la
literatura norteamericana del Siglo XX, y eso que tuvo la desdicha de morir tan
joven, a los apenas 44 años. Pero que le fueron suficientes para consagrar para
siempre un estilo narrativo único y personalísimo en el que los climas
familiares, el desesperado anhelo de figuración y la hipocresía de las clases
altas del Sur de los Estados Unidos practicando encantadores juegos amorosos
mezclados con el alucinado anhelo de ganar dinero, son descritos por FSF de
manera brillante, delicada, sutil, mordaz y, también, profundamente piadosa
siempre. El conocimiento del alma humana de este narrador supera incluso, en mi
opinión, al de Truman Capote, ese otro maestro sureño (Edhasa).
* En un viaje por el interior del Chaco
visitando ferias de libros, en la ciudad de Villa Ángela me topo con "El
versero", de Juan Sasturain. Un libro inesperado del que tenía noticias
por los diarios, subtitulado "Cien poemas (1976-2016)" y que
compendia trabajos poéticos entre lo asombroso y lo contradictorio, porque allí
coexisten versos de barricada, de tiempos pasados y exaltaciones juveniles como
todos los de esa generación hemos tenido, con versos y en particular sonetos de
calidad y momentos de alto vuelo poético.
De Sasturain cualquiera sabe que sus
pasiones son la novela negra, las historietas y las crónicas futboleras, que
han sido medulares en su trabajo periodístico y en su programa de televisión
sobre libros. Pero del poeta Sasturain, al menos yo, no tenía noticias. Y el
libro me atrapó, como atrapa siempre descubrir la madurez expresiva de un
colega. (Gárgola Ediciones).
*
"Abril" no es, en este caso, el título de un poema romántico y
australmente otoñal. Es el icónico título de una de las más grandes y
contradictorias aventuras editoriales americanas. "Abril" fue el
nombre del más interesante emprendimiento editorial de la Argentina, creación
de un inmigrante italiano de pasado comunista, que, instalado en Buenos Aires
en los años 50, generó un emporio de libros y revistas hasta ahora inigualado.
Eugenia Scarzanella, Doctora en
Ciencias Políticas y catedrática en la Universidad de Bologna, realizó una investigación
extraordinaria, y –al menos para mí, que trabajé allí durante los años de
apogeo de la Editorial Abril– leer este libro fue como leer un fragmento de la
historia de mi vida.
Con el subtítulo "Un editor italiano en Buenos Aires, de Perón a Videla", y con prólogo de Torcuato di Tella, este "Abril" de Scarzanella es también una involuntaria y dura crítica a cierta locura intelectual de la Argentina, este país que pudo ser mucho mejor que lo que es hoy pero no fue capaz de serlo.
Con el subtítulo "Un editor italiano en Buenos Aires, de Perón a Videla", y con prólogo de Torcuato di Tella, este "Abril" de Scarzanella es también una involuntaria y dura crítica a cierta locura intelectual de la Argentina, este país que pudo ser mucho mejor que lo que es hoy pero no fue capaz de serlo.
Obvio que recomiendo este libro,
además, porque explica el doloroso traslado a Brasil de aquella gran empresa,
que es hoy, en Sao Paulo, no sólo un emporio industrial (con el mismo nombre,
Editorial Abril) sino también un factor político decisivo de la derecha más
inteligente del hermano país, si se me permite el oxímoron (Fondo de Cultura
Económica, FCE).
* "Ángeles
y verdugos" es el título del magnífico volumen de cuentos breves y
brevísimos (o microrelatos) del narrador chileno Diego Muñoz Valenzuela. Actor
permanente de la vida literaria del hermano país trasandino, en esta especie de
antología personal se reconoce a un maestro de las miniaturas literarias (LOM
Ediciones, Santiago, Chile).
*
"Calendario de desengaños" es el título del libro de cuentos de la
enorme escritora paraguaya que fue Josefina Plá, a quien mi madre leía con placer
cuando yo era chico. Ahora la releo de casualidad y con renovado placer, a modo
de re-descubrimiento gracias a inesperados reacomodamientos en mi biblioteca
personal. Y entiendo ahora por qué en mi casa Josefina Plá era tan apreciada:
por la agudeza de sus relatos, que yo calificaría de pre-feministas, ambientados
en una Asunción y un Paraguay que nos eran completamente familiares. En este
libro se atesoran relatos conmovedores como "Cayetana", el excelente
"Sisé" y sobre todo "El espejo", cuento antológico que Plá
escribió en 1957 y dedicó a Augusto Roa Bastos. Este libro es una joyita para redescubrir.
Y como nada es del todo casual, advierto ahora que también está publicado en
Chile por LOM Ediciones. @
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