Mi nota de hoy domingo en el diario The Buenos Aires Herald:
http://buenosairesherald.com/article/146438/a-week-in-argentina-with-everything-in-place
Y aquí la versión en Castellano:
Semana intensa, movida y
sorprendente la que acaba de pasar esta república. Al término del luto de la
Presidenta, y mientras el gobernador chaqueño Jorge Capitanich se esmera en
mostrarse como un Jefe de Gabinete diferente, el ambiente político pareció
airearse con las aprobaciones que a toda velocidad cosechó el flamante
funcionario: Domingo Cavallo, Eduardo Duhalde, Hermes Binner y Mauricio Macri,
cada uno a su modo y en su turno, elogiaron su designación y vocación de
diálogo.
Fue un gran punto de partida
según algunos, sobre todo después del clima adverso que en los últimos dos años
supo instalar el terrorismo periodístico de moda. Y fue un pésimo punto de idem
según otros, por aquello de "dime quién te alaba y te diré quién
eres".
Como sea, la diferencia de
estilo con su predecesor –el desdibujado y gris Juan Manuel Abal Medina– se
impuso rápidamente y Capitanich recibió auspiciosas bienvenidas también de casi
todos los medios. Un poco a la manera de Carlos Corach en los 90, cuando era
Ministro del Interior de Menem y atendía a decenas de ansiosos cronistas y
movileros en la puerta de su vivienda en Palermo, ahora el chaqueño de origen montenegrino
parece decidido a la misma práctica. Y no lo está haciendo mal, a juzgar por el
mejorado clima político nacional.
Sin dudas que a esto han contribuido diversas medidas, algunas de enorme sonoridad como la decisión de superar el conflicto con la petrolera Repsol mediante una indemnización que rondará los 5.000 millones de dólares, pagaderos en bonos. "Era imposible no pagar", defendió el flamante ministro de Economía Axel Kicillof, aliviado seguramente por evitar los seguros traspies que se esperaban en tribunales internacionales.
Claro que a la par de esas
celebraciones, que según se dice permitirán un desarrollo más y mejor sostenido
de YPF, hoy revalorizada y con acciones en alza, esta semana también mostró
claroscuros de lo más variados: preocupantes algunos, paradójicos otros y hasta
los hubo de sainete.
Entre estos últimos se
apunta el flamante senador Pino Solanas, quien entrevistó al Papa Francisco en
Roma cumpliendo tareas periodísticas para el canal de noticias TN, del Grupo
Clarín. Las repercusiones en Twitter fueron variopintas, pero en general
burlonas y condenatorias del otrora dirigente progresista y de izquierda.
Para la DAIA y gran parte de
la comunidad judía argentina, por cierto, Solanas se equiparó a la República
Islámica de Irán con sus declaraciones acusatorias hacia la dirigencia de la
sensibilizada colectividad y en consonancia con las igualmente desafortunadas
declaraciones de la diputada Elisa Carrió. Ambos políticos, hoy socios en
sistemática oposición, han logrado kilométricos centimetrajes con sus
escandalosas, provocativas declaraciones. Claro que Carrió supera largamente a
Solanas: durante la presentación de un libro del narrador y ahora libretista televisivo
Marcelo Birmajer, y teniendo como ladero al constitucionalista Daniel Sabsay, "Lilita"
calificó sin anestesia al resto de la oposición como "imbéciles", y no
se quedó allí. Acusó a los miembros de la comunidad judía de “negacionistas” y por
izquierda atacó también a la dirigencia del trotskista Partido Obrero, de
quienes dijo eran “gente adinerada”. Como broche de oro de esa inolvidable
velada literaria Carrió llamó a "no votar de nuevo a estos hijos de puta”
y comparó los discursos de la Presidenta con los del dictador Leopoldo
Galtieri. Too much, it seems the crowded voice of the nation said...
A todo esto, y tras un arduo
debate, se aprobó en el Senado la reforma y unificación del nuevo Código Civil
y Comercial, que ahora deberá tratarse en Diputados, pero en marzo. O sea, la
mayoría oficialista ganó tiempo, sin dudas respondiendo a presiones y lobbies,
pero ahora es de esperar que no acaben distorsionando los notables avances
modernizadores del proyecto original. Y es que es cierto que los lobbies son
fuertísimos, y el de la jerarquía católica ni se diga, pero en algunas materias
parecería que con el Código emparchado más que modernización la Argentina
estaría por retroceder un par de siglos, yendo más atrás del Código de 1869.
Por su parte, muchas
"cosas veredes" como diría Don Quijote de la Mancha. Daniel Scioli
logró aprobar el presupuesto bonaerense con el apoyo del Frente Renovador de Sergio
Massa. Milagro político, se dirá, pero no fue el único, pues al mismo tiempo
Gustavo Ferrari, brazo derecho de Francisco de Narváez, se convirtió en
funcionario del gobierno provincial de la noche a la mañana. Y todo eso a la
par que el flamante diputado Martín Insaurralde, hasta hace un mes favorito del
Frente para la Victoria, se iba de vacaciones a Miami con una reputada vedette
y modelo, por lo que acabó siendo cuestionado incluso por muchos de sus pares.
Sorpresa tras sorpresa, es sabido que estas mutaciones siempre se producen en
la política argentina. A la que por ellas tanta gente deplora, también hay que
decirlo.
Como hay que decir que en
Rosario, preciosa ciudad maldita de estos tiempos, bandas obviamente
organizadas desataron olas de saqueos a supermercados que nada tienen que ver
con los tiempos presentes, y sí en cambio parecen las primeras expresiones
populistas del ya temible Narcopoder. Será imperativo del futuro cercano no
quitar ojos de estas prácticas.
Y a todo esto, un grupo de
sindicalistas fue a Roma a tomarse una foto con el Papa, mientras a metros de
allí el Senado italiano expulsaba a Silvio Berlusconi y en Brasil se caía el
techo del nuevo estadio de Sao Paulo en el que se pensaba inaugurar la Copa del
Mundo de Fútbol.
Imposible terminar la
revisión de la semana sin decir que los impuestos se las traen. El gobierno nacional
anunció fuertes gravámenes a automóviles, aviones y embarcaciones de lujo, con
un sentido claramente clasista y apuntando hacia la punta más privilegiada de
la pirámide. Por su lado también el macrismo porteño logró, con quorum propio,
su propio impuestazo, aunque éste dirigido a todos los habitantes de la ciudad
sin distinción de clases, de manera que todos pagarán alrededor del 40% más en ABL
y habrá recortes, claro está, pero no para todos sino en gastos sociales. Nadie
podrá decir que no son coherentes. •
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