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jueves, 30 de abril de 2015

Una meditación sobre Literaturas Regionales

Diálogo entre Provincias, en Feria del Libro de Bs.As.
29 de Abril de 2015.
Mesa inaugural:
"Literatura y regiones. Hacia una literatura regional no regionalista"

A mí me parió el Chaco y allí vivo, y todavía hoy me parece que en cada una de las páginas que he escrito están las tremebundas psicologías nuestras, la geografía feraz y abrumadora, y el interminable resentimiento social a la par del mate amargo y las largas siestas sacramentales que cantó Alfredo Veiravé. Y todo en un contexto de ensimismamientos, inocentes generosidades y pasiones arrolladoras, no siempre gobernables.

Soy consciente de que todo eso constituye mi imaginario, diría, natural. Pero de igual modo estoy convencido de que un creador, un artista, puede desatar sus demonios creativos en cualquier lugar del mundo y que todos los escenarios posibles le pertenecen por derecho literario propio.

La literatura argentina está llena de regiones como de exilios. Pienso en Vicente Fidel López, Sarmiento, José Hernández, Alberto Gerchunoff, Asencio Abeijón y Clementina Rosa Quenel, por lo menos. Y más acá en Daniel Moyano, Antonio Di Benedetto, Amalia Jamilis y Héctor Tizón, también por lo menos. Y aún más cerca, pienso en Angélica Gorodischer, Fernando López, María Teresa Andruetto, Perla Suez, Orlando Van Bredam, Juan Carlos Moisés, Liliana Bodoc, Miguel Ángel Molfino y tantos/as más, y ahora mismo en decenas de chicos y chicas que escriben en Córdoba y Bahía Blanca, y en Resistencia y Mendoza y la Patagonia.

Entonces, hoy me pregunto de qué hablamos cuando hablamos de Literaturas regionales. Y me surgen más dudas que certezas...

Es un hecho que cada tanto los de provincias tenemos que andar justificando que sí somos argentinos, y que sí es argentina nuestra materia, y todo porque la porteñidad se apropió de nuestro gentilicio nacional... Y el canon literario contribuyó a ello, desde ya.

Por eso a mí me choca un poquito esto de que cada tanto una generación parece que tiene que rendir examen de pertenencia.

Creo que en el penúltimo número de Puro Cuento, el # 35, en 1992, publiqué una conferencia que pronuncié en el Primer Encuentro de Escritores de la Región Guaranítica, que se celebró aquel año en la ciudad de Montecarlo, Misiones. Allí sostuve, entre otras ideas, que lo regional no me parecía, en sí mismo, algo especialmente valioso ni que debiera defenderse o cuestionarse; ni tampoco que tuviéramos que definirlo nosotros para ser admitidos en cánones, academias, prensa, ferias o antologías.

A mí me parece que la insistencia en los valores de cada región no la ensancha ni la enaltece, sino que al contrario puede llegar a recortarla, a ceñirla a concepciones empequeñecedoras. Y cuando digo región me refiero a la mía, pero también a la de muchísimos escritores/as de este enorme país, y por supuesto incluyo a los que escriben en Buenos Aires, que es una región más. La más numerosa y babilónica, sin dudas, pero una región más. Que incluso se ha ido haciendo algo difusa: el Palermo de Borges parecería que hoy llegó, degradado, a ese territorio no menos feroz que el Chaco llamado Gran Buenos Aires o conurbano bonaerense.

Jamás he compartido aquella vieja idea rusa (creo que de Chéjov) tan difundida: "Pinta tu aldea y serás universal". Eso no es verdad. O por lo menos no es verdad universal. Conozco decenas de autores, aquí y en todo el mundo, que se pasaron y se pasan la vida pintando sus aldeas y sin embargo no alcanzan ni la universalidad de su propio barrio.

Y también conozco autores que jamás se plantearon universalidad alguna pero la alcanzaron a cabalidad. ¿Qué aldea pintó Cortázar? ¿Y Borges, Camus, Pessoa, Bradbury? ¿Pintaron aldeas? No, crearon Literatura.

Me pregunto también si será bueno o malo delimitar una región... Delimitarla, digo, artística, imaginariamente. No lo sé, porque también es verdad que tener una identidad implica reconocernos y hasta diferenciarnos.  En nuestras obras aparecen esas peculiaridades, esas geografías —topográficas y humanas— que nos representan, nos muestran, nos dan a conocer como un DNI. A mí me ha sucedido darme cuenta de que, aunque involuntariamente, en mis novelas y cuentos siempre hace calor. Y hay mosquitos. Y rabia. Y la gente es simple, poco sofisticada, y por eso sus pasiones son tan violentas, a causa del calor. Y la desidia es claramente tropical.

A mí me parece que una cosa es entender lo regional como un hecho identificatorio, y otra sería hacer del regionalismo una totalidad estética y acaso con pretensión universal. Quiero decir: no se trata de que yo describa el calor por afán de representación regional, sino en todo caso como metáfora del infierno que puede ser la vida en aquellos parajes. Uno no describe —no debería describir— una región para que el mundo se entere, ni para mostrar bellezas naturales, como tampoco para satisfacer el siempre vigente e irracional orgullo que todos los provincianos sienten por sus lares de origen.

Pienso que uno escribe y describe lo que su propia desesperación le dicta, lo que sus propios sueños inventan, lo que sus lecturas promueven... Así las regiones más relevantes de la literatura universal —llámense Moscú, París, New York, Buenos Aires, Yoknapatawpha, Comala, Macondo o Santa María— son las profundidades del Hombre (dicha sea esta palabra como genérico de humano y no como sinónimo exclusivo de varón). Y cuando digo profundidades digo miserias, y digo ética, y digo dolores, y digo alegrías. Es decir, todo aquello que nos diferencia de los otros animales: la indefinible alma, la paradójica inteligencia, la capacidad de reir, de leer, de mentir, de ser estúpidos, que son capacidades que los animales no tienen.

En literatura siempre estamos hablando de cielos y de infiernos imposibles. Ésas son, me parece, las únicas regiones de la literatura y las únicas que podrían garantizar universalidad.

Como ven, he tratado de confesar, con toda franqueza, que no soy quién para decir si existen o no las literaturas regionales. Pero sí me planto en que lo regional no me parece algo meritorio por sí mismo. Si soy un autor de literatura regional, eso no me favorece ni demerita, no me halaga ni me inquieta. Me hubiese gustado tener talento para ser universal, eso sí, pero no por pintar mi región. Siempre me importará más tratar de que mi obra sea capaz de discutir la naturaleza humana y delinear una concepción del mundo.

Yo pienso que los que trabajamos en la cultura, los intelectuales, los que nos forzamos a pensar el país como un todo, somos bastante conscientes de que el marco de discusión de toda literatura regional es la cultura nacional. Ésa es la gran discusión, nunca saldada. Quizás porque la nuestra no es una cultura muerta. Está siempre en crisis, y toda crisis es signo de vida. Las culturas sin crisis son culturas muertas. Pompeya, Etruria, es claro que no tienen crisis. Pero porque están acabadas.

Muchísimas gracias. •


domingo, 19 de abril de 2015

Tristezas y esperanzas en la política argentina

Mi artículo de hoy domingo en The Buenos Aires Herald:
http://www.buenosairesherald.com/article/187096/disappointments--and-hopes-

Y la versión en castellano, posiblemente mañana lunes, en Página/12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-270937-2015-04-20.html

Tristezas y esperanzas en la política argentina
Buena parte de la ciudadanía está contenta por los primeros resultados de las PASO. El domingo anterior se satisficieron varios paladares, sobre todo oficialistas. Y aunque en las municipales de Zapala (Neuquén) también triunfó el FPV, todos los reflectores se enfocaron en Salta, donde el gobernador Urtubey ganó por lejos y ratificó su kirchnerismo, aunque la capital provincial le sonrió al massismo.

Pero más allá de números y porcentajes cabe señalar algunas contradicciones y desniveles de la política nacional, que hoy resultan insoslayables porque hacen a conductas argentinas que muestran que detrás de los resultados electorales y los eventuales festejos hay claroscuros importantes. Por caso, el disgusto que el triunfo del señor Urtubey produjo en prácticamente todas las organizaciones ambientales del país, que son muchísimas y muy activas y todas condenan desde hace tiempo los desmontes generalizados en Salta, con la venia del gobierno, que incluso ha tolerado desplazamientos de comunidades de pueblos originarios expulsados de sus territorios ancestrales.

Algunos dirán que son contradicciones de la política, o sapos que hay que tragar, pero entonces cabrá recordarles que tragar sapos no tiene por qué ser un deporte político nacional, y que además es una ingesta despreciable. Y a la vez habrá que subrayar nuevamente que el drama ambiental argentino es una de las grandes deudas de las dirigencias, de todas y no sólo del kirchnerismo. Es obvio que todos los partidos, y en particular los neoliberales, si llegaran al gobierno serían infinitamente más tolerantes con los desastres ecológicos porque eso está en el adn de toda convicción empresarial. Ésa y no otra es la razón por la que la oposición jamás hace oposición en esta materia.

Claro que no sólo es el desdichado extravío de las políticas ambientales argentinas la que merece el título de esta nota. También en el aspecto ideológico, y obviamente el histórico, hay tristezas a la vista.

Ahí están las tragedias —es difícil utilizar otro vocablo— del radicalismo y el socialismo, los dos partidos con más larga y rica historia democrática de nuestro país, hoy sumidos en una degradación que no puede sino lamentarse.

El partido fundado por Leandro Nicéforo Alem en 1891, que gobernó esta república con dos de sus mejores miembros (Hipólito Yrigoyen y Raúl Alfonsín) es hoy una especie de circo barullento en el que la inmensa mayoría de sus dirigentes ha olvidado los principios y conductas que fueron sustento fundamental de la UCR, otrora pilar de la democracia con sentido nacional, popular y social, y hoy penoso muestrario de desconcierto y oportunismos.

Eso es lo que parece explicar el paso que dio el veterano dirigente Leopoldo Moreau, quien junto con militantes y dirigentes intermedios decidieron integrar el MNA (Movimiento Nacional Alfonsinista) al Frente para la Victoria. Desilusionados hasta extremos impensados, estos y otros radicales populares (cabe pensar también en el MAY, Movimiento de Afirmación Yrigoyenista fundado por Luis León en los 80) representan una esperanza de cambio más allá de las furias de sus hasta ahora correligionarios.

En cuanto al partido que en 1896 fundara Juan Bautista Justo y que luego tuvo en Alfredo Palacios a su máxima figura y legislador durante más de medio Siglo XX, también se muestra impreciso, como extraviado. Dividido en fracciones que lo fueron debilitando, su máximo representante en los últimos años fue el ex gobernador santafesino Hermes Binner, un hombre de evidente espíritu conservador, opuesto al gobierno venezolano y a los jóvenes dirigentes griegos y españoles que intentan refrescar la política europea.

Desde ya que parecidas contradicciones, sacudones y rupturas ha vivido el peronismo, especialmente desde la muerte de su fundador y líder. En su estilo movimientista y paquidérmico, desprolijo y zigzagueante, el peronismo también ha cobijado y expresado —como en los 90— a lo peor de la política nacional, y sus crisis e internas han llegado a ser feroces.

Como sea, la república necesita de estos tres partidos, que representan a millones de argentinos y argentinas que constituyen, sin duda alguna, las grandes mayorías populares y la más definida identidad nacional. Pero los necesita sanos, fuertes y de pie; no gelatinosos, genuflexos u oportunistas. O las tres cosas juntas, como tantas veces hemos visto.

Sin ignorar las tristezas del presente, es bueno recordar que las renovaciones en esos tres grandes partidos han sido, históricamente, traumáticas y despaciosas. Pero hoy los tiempos se aceleran en la medida en que se acercan los comicios de octubre y se muestra hiperactiva una oposición que insiste en el doble discurso mentiroso, que no se atreve a expresar planes de gobierno con claridad y que esconde sus propósitos detrás del padrinazgo mediático y de las grandes corporaciones a las que obedece y sirve.

Inmejorable ejemplo de ello fue la cena empresarial con gurúes económicos que organizó esta semana el señor Eduardo Eurnekian en el Alvear. Allí tres asesores de primera línea se sinceraron insólitamente. El señor Espert afirmó que "no tendría que haber paritarias". El señor Melconián declaró que "todo el macrismo tiene la orden de eliminar el cepo" y propuso revisar el manejo de la Anses. Y el siempre impactante señor Broda dijo sin eufemismos: "Necesitamos un equipo como el de Cavallo". Todos aplaudidos.


La verdad es que nadie sabe, ni los supuestos especialistas, cómo convencer a la ciudadanía para que vote a éste o aquél. Pero lo seguro es que no sólo con propaganda se logran triunfos electorales. Muchos argentinos/as saben y creen que todavía son importantes —y nunca dejarán de serlo— los principios, los valores y la decencia. Y sobre todo la elemental coherencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. •

sábado, 18 de abril de 2015

NO ESTOY EN TWITER.

IMPORTANTE, me dicen que hay una cuenta en Twiter con mi nombre y apellido.

Es TRUCHA, UN ENGAÑO.
Jamás he tenido cuenta en Twiter, ni pienso tenerla. 

POR FAVOR, ignórenla si la ven y ayúdenme a DESAUTORIZARLA. Gracias!

viernes, 17 de abril de 2015

Otro regalo, ahora de una Secundaria de Resistencia

Por votación democrática de la comunidad educativa y con la aprobación del Ministerio de Educación de la Provincia del Chaco, hoy viernes 17 de Abril a las 10 de la mañana se impuso mi nombre a la Escuela de Educación Secundaria Nº 93, del Barrrio Vial, en Resistencia. 

Bajo un tormentón impresionante, profes, estudiantes y familias que votaron para que así se llame esta linda escuela construída en 2005, lograron que por unos segundos me sintiera importante. Pero yo evoqué a mis viejos y a mi hermana, y dije que ellos me enseñaron todos los caminos: del amor y la decencia; de la literatura y el mucho y buen leer. 

Fue todo muy hermoso. Empecé diciendo gracias y me fui diciendo gracias.

lunes, 13 de abril de 2015

Y Eduardo Galeano finalmente partió

Y Eduardo Galeano finalmente partió. El viernes me lo anticipó Eric Nepomuceno, saliendo de Río: "Voy a despedir a Eduardo, no creo que llegue a tiempo pero allá voy". Le pedí que fundiera mi abrazo con el suyo.           
            Como sea, ahora pienso que al menos nuestro amigo va a descansar, porque llevaba mucho tiempo sufriendo.
            Su salud estaba quebrantada ya cuando vino al Chaco en Agosto de 2012, pero igual quiso venir. En un mail me escribió: "Iré a Resistencia, cueste lo que cueste, al grito de : ¡sobreviviremos, aunque nos cueste la vida!".
            Participó del 17º Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura que hacemos todos los años y la rompió. Aquella noche memorable hizo una lectura pública ante más de 2.000 personas que lo aplaudieron a rabiar en un auditorio lleno. Si hasta tuvimos que poner pantallas afuera, sobre el Parque 2 de Febrero.
            Cuando partió, luego de días de asado y vino tinto, me escribió: "Gracias, estas andanzas compartidas me ayudan a enfrentar con buena cara los días que vienen".
            Ahora quiero decir sólo dos cosas de él: una es que era conmovedor su disgusto permanente con el hecho de que la Historia siempre era contada, mal contada, por los vencedores. Eduardo escribió contra eso toda su vida.
            Y la otra es que su talento fue único para mezclar la economía y la política con el amor, el humor, el fútbol y las costumbres populares.
            Ahora sólo espero que el gobierno uruguayo le rinda el homenaje que merece. No vaya a ser que hagan como con Cuba y Venezuela en las últimas semanas.
            Eduardo nos deja sus venas abiertas, su memoria del fuego, sus hijos de los días y su dignidad latinoamericana ejemplar.
            ¡Un abrazo siempre, Eduardo, maestro, compañero!

domingo, 12 de abril de 2015

Medio ambiente, ambiente entero, Parque Nacional en peligro y los errores se pagan

Mi nota de hoy Domingo en The Buenos Aires Herald:
http://buenosairesherald.com/article/186521/costly-errors

Aquí la versión en castellano en Página/12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-270379-2015-04-13.html

Medio ambiente, ambiente entero, Parque Nacional en peligro y los errores se pagan

Podría calificarse de "polución ambiental sindical": cómo los medios históricamente más contrarios a los intereses de la clase trabajadora son, ahora, los que más fogonean las protestas organizadas por desprestigiados dirigentes dizque obreros, como pretenden ser los señores Moyano, Barrionuevo o Fernández.

A ellos se suman ora la CTA del señor Miceli, ora la CGT supuestamente "oficialista" del señor Caló, y siempre la ultraderecha nostálgica de la dictadura y la izquierda más idiota que se ha visto en la historia argentina.

Es curioso, pero sobre todo grave porque no parece —y no es— casual.

En el imaginario social argentino de hoy es tan enorme el descrédito de esas dirigencias que harían enrojecer de vergüenza a luchadores y precursores de la dignidad de obreros y trabajadores, como fueron los siempre reconocidos y recordados Alfredo Palacios, Agustín Tosco, Atilio López y algunos más.

Hoy los dirigentes sindicales argentinos "luchan" para que no paguen impuesto a las ganancias los salarios más altos del país. Y no se ponen colorados de vergüenza, acaso porque la perdieron. Por eso se alinean con patrones, banqueros y ruralistas como en 2009, y, fogoneados por los diarios y la tele más retrógrados, se bajan los lienzos por completo y "trabajan" (es un decir) para que el pueblo argentino retorne al neoliberalismo de la Dictadura y de la infame década menemista.

En ese contexto, pasan cosas gravísimas en las sombras y en silencio. Como la pérdida del Parque Nacional El Impenetrable, un maravilloso territorio de 150 mil hectáreas que la Administración de Parques Nacionales (APN) todavía no ha podido ocupar debido a una maraña judicial típicamente contemporánea. Con lo que no se cumple la Ley 26.996 (sancionada por el Congreso en Octubre del año pasado, por unanimidad), ley que creó el más grande Parque Nacional de la mitad norte de la Argentina.

Joya ambiental de esta república, último reducto de especies en extinción como el tatú carreta, el yaguareté y decenas de otros bichos y aves, e incomparable paraíso vegetal, hoy está en proceso de tala y robo maderero permanente y sobran pruebas y hay videos de cómo está siendo arrasada incluso por safaris de cacería perfectamente organizados. 

Uno ya no espera que la tele se haga eco de estas cosas, desde luego, pero sí que las autoridades se ocupen de frenar el atropello mediante el único camino, que es el estricto cumplimiento de la ley y la ocupación efectiva inmediata de este Parque Nacional que ya debieran estar custodiando los bien capacitados guardiaparques que tiene la Argentina.

Quizás la Presidenta pudiera intervenir, en alguno de esos intensos discursos por cadena nacional que tanto alteran a los opositores, porque las cuestiones ambientales son importantes y lo van a ser cada vez más. El mismo Juan Domingo Perón fue precursor de esa conciencia en la Argentina. Sería fantástico, entonces, que se pusiera a la cabeza del salvataje de este Parque Nacional en los últimos meses de su gobierno. Así se compensarían —todo hay que decirlo— doce años de desaciertos ambientales, uno de los puntos más flacos del kirchnerismo y el cual gran parte de la ciudadanía bancó, cabe subrayarlo, por privilegiar aciertos como el rumbo inclusivo, la reindustrialización y el fortalecimiento del rol del Estado en la educación, la salud y la previsión social.

Mientras el "caso Nisman" se desinfla en tanto queda claro que más allá de su muerte lo que hubo fue una movida desestabilizadora "a lo Gene Sharp" y luego una lucha sucesoria feroz —probablemente para cobrar seguros y heredar cuentas en los Estados Unidos—, el año propiamente electoral ya muestra variados candidatos en cada fuerza opositora. Nada inesperado.

Sólo que los tiempos se aceleran y, curiosamente, el kirchnerismo es el que parecería demorarse en la búsqueda de un candidato único. Lo que (para esta columna) sería una muy riesgosa estrategia. Porque no ir a las PASO con por lo menos dos candidatos presidenciales puede ser un error. Incluso muy costoso. • 

viernes, 10 de abril de 2015

LULI llegó a BRASIL

Tengo el inmenso gusto de presentarles a "LULI, una gatita de ciudad", bien conocida en Argentina, y ahora en Brasil...

domingo, 5 de abril de 2015

Meditación sobre el desaliento, el odio y el futuro

Mi nota semanal en THE BUENOS AIRES HERALD:
http://buenosairesherald.com/article/185959/meditation-on-discouragement-hatred-and-the-future

Y la versión castellana, que saldrá mañana en Página/12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-269828-2015-04-06.html

Es difícil hoy dictaminar que estamos en el final de la era kirchnerista, como se esperanzan, agrandados, en la oposición. Pero también es difícil asegurar que el así llamado "modelo" va a continuar. Y más arduo aún es saber cómo. Ésa es la sal de la política, la fascinación de los grandes procesos sociales.

Pero éste, si miramos la realidad circundante, la catadura de algunos protagonistas y el inmenso poder global que los apaña, exige extrema mesura y serenidad.

Entre 2003 y 2015 la ciudadanía asistió a varias pulseadas que hoy deben ser leídas con cautela y realismo. Porque la polarización actual, que sin dudas se exasperará en los próximos meses, no resume todo lo malo. Será un rasgo característico de la política argentina de este tiempo, sin dudas, pero lo malo por venir puede ser mucho peor e incluso de una perversidad nunca vista, y eso que los argentinos la vimos lunga, si cabe el lunfardo.

Lo peor que le puede pasar a un país, a toda nación del mundo, es que el pueblo asuma y adopte los discursos más miserables. Bien empaquetados por mentirosos profesionales disfrazados de periodistas, dirigentes o candidatos, sólo van a conducirlo al cadalso, pero el pueblo no lo sabe. No lo ve, no lo cree, y entonces puede suicidarse electoralmente. Ha pasado. En la Argentina pasó. Y decirlo no es menosprecio popular sino crudo realismo.

El actual estado confrontativo puede ser sólo una pantalla que confunde a las clases populares, a los desposeídos de siempre, a las nuevas clases medias de súbito enceguecidas y confundidas por los predicadores de TN y otros exégetas de la pequeña horda de candidatos porteños, ambos intendentes y de muy poca cultura los dos. Es el resultado perverso del astuto juego de la oposición, que confrontó al gobierno acusando al gobierno de confrontativo.

Les salió bien, y en parte porque el gobierno no supo responder con serenidad y calma, con información dura y sin diálogos por elevación. La historia pasará a todos las facturas de sus errores, pero hoy lo que importa es reflexionar sobre el difícil presente y un futuro incierto, acaso ominoso. Y en el que es relevante el papel que juega el odio, que es un sentimiento inferior, mediocre y destructivo. Peor incluso que el Resentimiento y la Envidia, que también son lamentables características argentinas de hoy y que pueden explicar violencias e inseguridades. Pero es el Odio lo temible, porque el odio es letal, difícilmente curable y de otra clase. Literalmente. Y cuando llega a una sociedad, suele quedarse. Y a veces por generaciones, porque no es un fruto genético sino cultural.

Quizá haya que empezar a analizar desde esa premisa los contenidos reales del así llamado "abismo" que ha partido en dos a la sociedad argentina. O sea: desde ahí revisar algunos hechos fundamentales que ensombrecen el futuro argentino.

Por ejemplo cuando en 2013 el presidente de la Sociedad Rural inauguró la exposición agroganadera, dejó en claro esa polarización: el modelo político y económico al que adhieren los dirigentes criollos, del "campo" o no, es exactamente el mismo que impuso en 1976 la Dictadura y luego perfeccionó el menemismo en los 90. Bueno, con ese modelo coinciden hoy los señores Duhalde y Sanz, De la Sota y Aguad, Morales y Carrió, Stolbizar y Binner, De Narváez y Solá, obviamente Macri y Massa, y lamentablemente casi todo el deslucido radicalismo actual. Y si no es así, que lo digan; pero no lo dicen.

Lo que los une es el odio de no haber podido detener las transformaciones sociales que implantó el kirchnerismo. Desprolijas algunas, incompletas otras, poco o nada transparentes muchas, pero transformaciones que cambiaron el país.

Típicamente peronista, el kirchnerismo es desordenado y caótivo, y parafraseando a Perón podría ufanarse de que en la Argentina "todos somos peronistas" y en todo caso "no es que nosotros seamos buenos sino que los otros son peores". Apotegma fácilmente comprobable: antes y después del kirchnerismo sólo hubo y habrá gobiernos peores. Nada que celebrar, si quieren, pero a quién sostiene con fundamentos lo contrario.


Ahí andan decenas de economistas y abogados que fueron funcionarios de esos gobiernos, rodeando a los apellidos arriba mencionados. Apoyados por periodistas lameculos, fundaciones y consultoras todo terreno, son lo peor del establishment, y de a poco van saliendo del placard y cacarean nuevamente sus recetas. Los resultados de las cuales fueron hasta 2002 social y económicamente espantosos.

Pero el gobierno no siempre sabe cómo rebatirlos, lo que es más riesgoso en plena lucha sucesoria. Daniel Scioli no gusta a todos, no enamora, pero debe reconocerse que fue perrunamente fiel en todos estos años. Florencio Randazzo, aparente favorito, crece a ritmo ferroviario y luce gestión ministerial aunque con poco territorio. Los otros candidatos (Urribarri, Taiana, Aníbal y Rossi) corren de atrás pero ninguno de ellos desmerecería el favor presidencial. Y no incluyo en la lista al gobernador de mi provincia, seguro vicepresidenciable que todos irán a buscar a la hora de definir fórmulas.

Ahora habrá que esperar las PASO, en las que el kirchnerismo deberá eludir el tremendo error de ir "unido" y sin presentar alternativas. Y es que la vieja, absurda manía peronista de la "unidad" no sólo va en contra de las PASO sino que cierra opciones, y la ciudadanía hoy quiere eso: optar.

En los próximos meses habrá que repetir hasta el cansancio que el Odio solamente confunde. Difícil neutralizarlo, una vía será señalar con calma y en todo momento los peligros que conlleva: liberalización absoluta del mercado; endeudamiento externo sin control; sometimiento a los buitres; enfriamiento de la economía; reprivatizaciones; recortes en el gasto público; disminución de salarios; ajustes y despidos, y otra vez un Estado idiota salvo para reprimir las protestas que van a surgir.


Y es que son demasiados los intereses que los K afectaron. Es comprensible aunque no justificable: cómo no iban a ser odiados. •