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jueves, 29 de enero de 2015

LECTURARIO # 34- Samperio, Gandolfo, Cueto y más

 * Aunque fueron enviados al concurso, hubo dos libros que no resultaron preseleccionados como finalistas del reciente Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, y yo lamenté que no se los considerase. Por supuesto, expresé mi punto de vista a los organizadores del Premio, quienes me explicaron que las bases imponían que los jurados nos concentrácemos en juzgar solamente los preseleccionados. Con lo que estos dos libros quedaron fuera de concurso.
            Yo acaté pero lamenté tal disposición, porque si bien no sé si alguno de ellos hubiese sido galardonado, no dudo de que habrían resaltado aún más el merecido premio que recibió nuestro compatriota Guillermo Martínez.
            Estos dos libros a que me refiero —y que, insisto, para mi sorpresa el jurado de preselección ignoró lamentablemente— son obras de consagrados maestros del género cuento, a los que en este Lecturario quiero rendir ahora homenaje como el simple lector que soy.
            Uno de ellos es Guillermo Samperio (1948), enorme narrador mexicano, discutido, admirado y siempre polémico en su país. Con un oficio de décadas y una malicia literaria que más de uno/a quisiera tener (la idea, hermosa, es de Edmundo Valadés), su libro llegado a Bogotá se titula "Historia de un vestido negro" (Fondo de Cultura Económica) y para mí es un texto estupendo.
            Samperio es un cuentista probado, original, prolífico y con un casi surrealista mundo propio. Su prosa, además, es siempre precisa, aguda y fuerte. Siempre asoman allí sus lecturas fundacionales y en sus textos parecen convivir Arreola y Cortázar, y también Monterroso, Rulfo y Borges, todos bien digeridos y asimilados. Los casi 50 textos que integran este libro, breves en general, están llenos de encanto y sabrosura, como "Muerte de Vallejo con mujeres" o "Tempraneros", que para mí son magistrales.
            En Samperio lo fantástico es natural y lo sobrenatural se lee como real, y todo con un humor grueso, a veces audazmente grotesco. Un libro sin desperdicios, lleno de gracia y que fascina leer, y que no dejo de pensar que debió ser finalista.
            El otro es el maestro rosarino-montevideano Elvio E. Gandolfo (1947), de quien leí su magnífico y experimental "Cada vez más cerca" (Caballo negro Editora), un libro raro y originalísimo, seguramente el más diferente de todos los que se presentaron al Premio GGM.
            Es sabido, al menos en la literatura rioplatense, que Gandolfo es un maestro del género, y ahora que lo escribo pienso incluso que es una especie de Samperio argentino-uruguayo, como Samperio es claramente y a su modo un Gandolfo mexicano. Con lo que estoy hablando, entiéndase, de dos consagrados, atípicos narradores en nuestro Castellano Americano.
            Observador minucioso de la realidad, a la que cuestiona y desequilibra texto a texto, Gandolfo es siempre interesante y seductor, aunque arduo. No es de lectura fácil, quiero decir, porque exige lectores competentes. Algunos de sus cuentos se demoran en ritmos pausados, en una poética plena de variaciones y meandros. Esos cuentos conviven con otros que te dan un golpe en la mandíbula y te noquean en el acto, dejándote fascinado y con la boca abierta, porque son sencillamente geniales. "Los pasos en las huellas" y "Clasificación", por caso, son dos cuentos magistrales. Particularmente este último, en el que el narrador es un lector que clasifica niveles o categorías de lecturas, un obsesivo que va y pierde el mejor manuscrito, uno titulado "Kierkegaard en América" y resulta una maravilla de cuento cuya lectura yo recomendaría, sin hesitar, a todo el universo de aspirantes a cuentistas que hay en el mundo. Y miren que es un universo grande...
            Estos solos dos textos alcanzarían para colocar a este libro de Gandolfo como candidato a cualquier premio. Pero hay más, por ejemplo un cuento titulado "Pequeño" y otro titulado "Contacto". En fin, es éste un libro notable, intenso y, sobre todo, completamente inhabitual. Y es eso lo que, para mí, lo hace tan valioso. A Gandolfo le sobran lecturas y talento, está claro, y por eso es ya un autor de culto de minorías. Muy de canon y elitismos, cierto, pero como dicen los chicos ahora, igualmente re-bueno.

* Leí también, recientemente, "Cuerpos secretos", la última novela del gran narrador peruano Alonso Cueto. Con la prosa cuidada y aguda que lo caracteriza y que admiré en "El susurro de la ballena" (Premio Iberoamericano Planeta-Casa América de Narrativa 2007), y con un preciso sentido del tempo narrativo, Cueto sale airoso en esta historia de la vida real limeña que a mí me pareció, de todos modos, más bien un culebrón para la tele. O demasiado cercano a esa especie, que confieso que a mí no me agrada.
            Pero claro, cuando hay un gran escritor detrás, cualquier historia se beneficia. Y es el caso de esta narración, llevada con mano firme por el maestro Cueto, a partir del amor prohibido en una historia de adulterios de clase alta, en este caso la cuarentona y guapísima Lourdes con Renzo, un joven profesor quince años menor que ella, todo en un contexto de alta burguesía con marido feroz que es una basura de tipo, un mundo de ricos hipócritas, un crimen y un final abierto y sin moraleja. Todo eso. (Planeta).

* Leo también, con más curiosidad que esperanza, un libro titulado "Bogotá contada", que me obsequió mi joven amigo y colega Antonio García Ángel en la capital colombiana, hace tres meses.
            La idea es interesante y original: son relatos de escritores de diferentes países, que han sido invitados por el municipio bogotano para pasar unos días, recorrer la ciudad y escribir lo que se les ocurra. Claro está, y como no podía ser de otra manera, el resultado es variadísimo porque a partir de la libertad y multiplicidad de miradas —tal el objetivo buscado por los patrocinadores— el lector se encuentra con una docena de ocurrencias narradas, diría yo, que son necesariamente dispares. Y sin embargo algunas me parecieron felices, interesantes. Entre las más recomendables: las del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, el argentino Martín Kohan y la chilena Alejandra Costamagna. Claro, se trata de narradores probados, con oficio y buen olfato. 

jueves, 8 de enero de 2015

LECTURARIO # 33 - Cubanos, Padilla, Moyano, Saldarriaga y más

* Leo con agrado "Deshacer el amor", antología de cuentos cubanos contemporáneos organizada por Alex Fleites y editada por la Universidad Veracruzana (que, por si no lo saben, con sede en Xalapa es una de las mejores casas editoriales de México).
            Mi agrado no es por el amor deshecho, desde luego, sino por la felicidad que producen los siete cuentos que integran esta estupenda antología. Allí están los mejores, entre ellos algunos amigos entrañables. Ya conocía el cuento de Senel Paz, que es una joyita, y ahora me rindo también ante la deliciosa "Amada Luna" de Leonardo Padura, el "Paseo por el Malecón" de Reinaldo Montero y el notable relato de un autor que no conocía hasta ahora: Luis Manuel García Méndez. No es un libro fácil de conseguir en Argentina, pero vale la pena buscarlo.
           
* Libro raro, de ardua lectura, es "Las fauces del abismo", de Ignacio Padilla. Colega y académico admirable, convivimos como jurados una semana en Bogotá el año pasado y allí me obsequió este libro, que demoré unos meses en leer. Y qué bien la demora, porque no es un libro para deglutir de volada sino que exige una detenida atención, acaso una cierta competencia lectora. Son cuentos sobre invenciones, monstruos, bestias, hallazgos, espejismos y ejercicios de alquimia en los que, al menos para mí, no importan tanto la desbordante imaginación de Padilla como el bruñido de su prosa exquisita, casi perfecta. (Oceano).

* "Conversaciones con Daniel Moyano. Viaje alrededor de sus mitos", es el título de un libro de Juan Croce, de apariencia modesta pero con buena pulpa. Durante el breve, fugaz regreso del inolvidable escritor riojano a Córdoba, luego de la dictadura, su amigo lo recupera en fragmentos de cuentos y novelas, anécdotas y recuerdos. Con encanto y afecto, muestra a un Daniel Moyano (1930-1992) auténtico.
            Reconocí en este libro las inmensas ganas de volver y el inmenso miedo que tenía Daniel, a quien conocí en Madrid a fines de los 80, conflicto que no pudo resolver y así al final se fue quedando. Esto se aprecia también en la entrevista que le hice para Puro Cuento e incluí en mi libro "Así se escribe un cuento". Pero este libro de Croce desató en mí, además, la sensación de pena y fastidio porque hoy casi no se lee la obra de este escritor excepcional, dueño de un mundo imaginario único y sorprendente, a quien —para variar— el canon argentino sigue ignorando. Autor de cuentos memorables ("Tía Lila" sigue siendo mi favorito) y de novelas fundamentales como "El Oscuro", "El trino del diablo", "Libro de navíos y borrascas" y "Tres golpes de timbal", el silencio al que parece hoy condenado es simplemente absurdo. (Ediciones Rosa Rosarum, Córdoba).

* Leo dos libros de John Saldarriaga, periodista y narrador de Medellín, donde trabaja en el diario "El colombiano". El primero se titula "Vida y milagros" y tiene un tono obviamente periodístico que deviene, claro, de su experiencia como cronista y es, en mi opinión, su mejor registro: original, buen observador, incisivo y hasta audaz en sus conjeturas. Leí con especial interés este libro, en el que encontré una inesperada, cálida y fascinante serie de artículos sobre Gabriel García Márquez, su entorno, sus amistades de infancia y cómo lo recuerdan en su pueblo, Aracataca.
            Menos atractivos me resultaron los relatos ficcionales del otro libro, "El alma de las cosas", entre fantásticos y animistas pero, para mi gusto, menos convincentes. (Universidad Pontificia Bolivariana).

* Recibo y leo también "La otra dimensión. Literatura Infantil y Juvenil: escrituras y experiencias", de María Luisa Miretti, quien dirige la Maestría en Literatura para Niños, de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Luchadora incansable por la promoción de la lectura y maestra de varias generaciones de mediadores y especialistas en la llamada "LIJ", aquí trata algunos temas interesantes como la cuestión del héroe y cómo disfrutar esta literatura, aunque la mayor parte del libro es una especie de antología de entrevistas breves o fragmentos, algo desparejos, a más de treinta autoras y autores del género (Ediciones Espacio Santafesino).

* Con la dirección de Gustavo Forero Quintero, académico de la Universidad de Antioquia y creador-director del festival Medellín Negro, la Editorial Planeta de Colombia está publicando una serie de libros bajo un título común: "Laboratorio de Medellín". Allí se recogen, cada año, ponencias y artículos de especialistas y aficionados al género negro que han pasado por dicho festival. Acuso recibo de dos de estos libros: "Novela negra y otros crímenes" (2013) y "Víctimas, novela y realidad del crimen" (2014), útiles para quienes nos dedicamos al género.

* "Pelota Jára" significa, en Guaraní, "el dueño de la pelota". Y ése es el título que eligió un notable colectivo de autores paraguayos dirigidos por Sebastián Ocampos (editor de la muy recomendable revista digital revistay.com) para la edición de esta antología de cuentos futboleros, prologados por un experto conocedor de la literatura del Paraguay, el académico de la Universidad de Valencia, España, José Vicente Peiró Barco. Y cuyo plato fuerte es el cuento que cierra el volumen: "El crack", de Augusto Roa Bastos.


* "Hacer sufrir" es el título de un notable ensayo del penalista Alejandro Alagia, que aunque no es literatura en sentido ficcional, sí es un libro sorprendente. Especie de tratado sobre la violencia y la crueldad, es un texto denso y por momentos chocante, pero imprescindible si se quieren comprender ciertas conductas argentinas. Amargo y duro, pero necesario y para leer de a poco. (Ediar).