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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Lecturario # 56. Scott Fitzgerald, Sasturain, Scarzanella, Muñoz Valenzuela, Plá

* Otra maravilla que me fascinó leer/releer últimamente: los "Cuentos Selectos", de Francis Scott Fitzgerald (1896-1940), traducidos por Teresa Arijón y Bárbara Bellocq, con selección y prólogo de Carlos Gamerro. Un librazo que devoro en aviones y aeropuertos, y que me regresa a momentos sublimes de hace muchos años, cuando descubría a este narrador excepcional.
            "Al Este del Paraíso", "El Gran Gatsby", "Tierna es la noche", "Babilonia revisitada" e "Historias de Pat Hobby" fueron libros fundamentales para mi formación y me deleitaron desde que era yo un joven periodista. La prosa de Fitzgerald es tan suave como rotunda, tan delicada como irónica, tan exquisita como brutal. Él fue un maestro excepcional, para mí uno de los más grandes de la literatura norteamericana del Siglo XX, y eso que tuvo la desdicha de morir tan joven, a los apenas 44 años. Pero que le fueron suficientes para consagrar para siempre un estilo narrativo único y personalísimo en el que los climas familiares, el desesperado anhelo de figuración y la hipocresía de las clases altas del Sur de los Estados Unidos practicando encantadores juegos amorosos mezclados con el alucinado anhelo de ganar dinero, son descritos por FSF de manera brillante, delicada, sutil, mordaz y, también, profundamente piadosa siempre. El conocimiento del alma humana de este narrador supera incluso, en mi opinión, al de Truman Capote, ese otro maestro sureño (Edhasa).

 * En un viaje por el interior del Chaco visitando ferias de libros, en la ciudad de Villa Ángela me topo con "El versero", de Juan Sasturain. Un libro inesperado del que tenía noticias por los diarios, subtitulado "Cien poemas (1976-2016)" y que compendia trabajos poéticos entre lo asombroso y lo contradictorio, porque allí coexisten versos de barricada, de tiempos pasados y exaltaciones juveniles como todos los de esa generación hemos tenido, con versos y en particular sonetos de calidad y momentos de alto vuelo poético.
            De Sasturain cualquiera sabe que sus pasiones son la novela negra, las historietas y las crónicas futboleras, que han sido medulares en su trabajo periodístico y en su programa de televisión sobre libros. Pero del poeta Sasturain, al menos yo, no tenía noticias. Y el libro me atrapó, como atrapa siempre descubrir la madurez expresiva de un colega. (Gárgola Ediciones).

* "Abril" no es, en este caso, el título de un poema romántico y australmente otoñal. Es el icónico título de una de las más grandes y contradictorias aventuras editoriales americanas. "Abril" fue el nombre del más interesante emprendimiento editorial de la Argentina, creación de un inmigrante italiano de pasado comunista, que, instalado en Buenos Aires en los años 50, generó un emporio de libros y revistas hasta ahora inigualado.
            Eugenia Scarzanella, Doctora en Ciencias Políticas y catedrática en la Universidad de Bologna, realizó una investigación extraordinaria, y –al menos para mí, que trabajé allí durante los años de apogeo de la Editorial Abril– leer este libro fue como leer un fragmento de la historia de mi vida.
            Con el subtítulo "Un editor italiano en Buenos Aires, de Perón a Videla", y con prólogo de Torcuato di Tella, este "Abril" de Scarzanella es también una involuntaria y dura crítica a cierta locura intelectual de la Argentina, este país que pudo ser mucho mejor que lo que es hoy pero no fue capaz de serlo.
            Obvio que recomiendo este libro, además, porque explica el doloroso traslado a Brasil de aquella gran empresa, que es hoy, en Sao Paulo, no sólo un emporio industrial (con el mismo nombre, Editorial Abril) sino también un factor político decisivo de la derecha más inteligente del hermano país, si se me permite el oxímoron (Fondo de Cultura Económica, FCE).

* "Ángeles y verdugos" es el título del magnífico volumen de cuentos breves y brevísimos (o microrelatos) del narrador chileno Diego Muñoz Valenzuela. Actor permanente de la vida literaria del hermano país trasandino, en esta especie de antología personal se reconoce a un maestro de las miniaturas literarias (LOM Ediciones, Santiago, Chile).

* "Calendario de desengaños" es el título del libro de cuentos de la enorme escritora paraguaya que fue Josefina Plá, a quien mi madre leía con placer cuando yo era chico. Ahora la releo de casualidad y con renovado placer, a modo de re-descubrimiento gracias a inesperados reacomodamientos en mi biblioteca personal. Y entiendo ahora por qué en mi casa Josefina Plá era tan apreciada: por la agudeza de sus relatos, que yo calificaría de pre-feministas, ambientados en una Asunción y un Paraguay que nos eran completamente familiares. En este libro se atesoran relatos conmovedores como "Cayetana", el excelente "Sisé" y sobre todo "El espejo", cuento antológico que Plá escribió en 1957 y dedicó a Augusto Roa Bastos. Este libro es una joyita para redescubrir. Y como nada es del todo casual, advierto ahora que también está publicado en Chile por LOM Ediciones. @ 

sábado, 18 de noviembre de 2017

Lecturario # 55. Poe por Cortázar, Shúa, Miceli, Scotti, Saer.

Imposible no sentirme mal por el abandono de esta serie que, en los últimos años y luego de una inundación que afectó mi biblioteca en Noviembre de 2012, he venido sosteniendo con regularidad. Como bien saben los seguidores de esta página de FB.
           
Y serie que además disfruto, como lector obseso que soy. Y que a la vez me produce culpa cuando compruebo, como en estos días, que desde Febrero pasado no he posteado nada y lo lamento mucho. No es que deba disculparme con nadie en particular, pues ni sé quiénes han venido siguiendo estos apuntes de lector, pero siento que a quien lea esto debo dirigirle estas palabras. Que escribo como una íntima confesión, porque este abandono temporal se debió al trajín de los últimos meses: el periodismo político, viajes y conferencias, una intensa labor docente en nuestra Fundación y una modesta pero absorbente campaña como precandidato a una diputación nacional por vía electoral. Y todo ello, sin dejar de escribir y atendiendo múltiples obligaciones editoriales, ferias de libros y congresos y foros universitarios.

Ahora podría decir que nada de eso está cancelado. Y no lo está. Pero por suerte para mí, y para goce de mi espíritu, lo único seguro y constante en toda mi vida ha sido y es la literatura –la creación y la lectura– y el no haberme rendido jamás ante los poderosos y los ricos, y sus ridículas tentaciones.

En estos meses he leído mucho, muchísimo, y quiero compartirlo y así seguir sintiendo que quizás presto un servicio a los seguidores de esta página.

* Me deslumbró hace unos meses la lenta lectura de los "Cuentos completos", de Edgar Allan Poe, traducidos por Julio Cortázar y en una edición magnífica de Editorial Edhasa. Un volumen de más de mil páginas que es un tesoro del cuento moderno. Porque Poe fue, qué duda cabe, el padre de infinidad de cuentistas de todos los países, todas las culturas y todas las lenguas. Y punto: me impongo detener mi entusiasmo para no caer en lugares comunes. Sea suficiente entonces recordar que fue el padre literario del mismísimo Franz Kafka, de nuestro recordado Abelardo Castillo y de prácticamente todos los grandes cuentistas de los últimos 150 años. No se pierdan este libro. Es caro, pero qué valioso.

* Sigo con otra joya, ésta de Ana María Shúa, nuestra gran narradora que parece haber encontrado, piano pianito, su mejor voz: la del cuento breve y brevísimo. Con maestría, profundidad de ideas y un humor fenomenal, Ani escribe como quien goza, y goza mucho. Desde "La sueñera", "Casa de geishas", "Botánica del caos", "Fenómenos de circo" y su recién reeditado "Temporada de fantasmas", es como si sólo pudiera crecer su alhajero.
            En mis clases de Pedagogía de Lectura, recientemente, hice una prueba de lectura en voz alta y el resultado fue magnífico. Una adorable seguidilla de microrelatos de este último libro, leídos uno o dos por cada uno de los veinte docentes y bibliotecarios presentes en la clase, produjo un acto mágico, memorable. Sólo los o las grandes pueden lograrlo. (Páginas de espuma).

* Leí también, este invierno que pasó, una impresionante novela de no ficción, "Monte Madre", del santafesino Jorge Miceli. Se trata de la narración novelada de una historia conmovedora, la epopeya se diría, de una pareja (Irmina y Remo) que fue perseguida durante un par de años por los montes del Chaco profundo, cuando en los años 70 todavía los bosques vírgenes de mi tierra no sufrían el embate criminal de la sojería contemporána.
            La notable tensión narrativa que logra Miceli (residente en Reconquista, en el norte de la provincia de Santa Fe) resulta por momentos alucinante. Perseguidos por el ejército y la policía en aquellos tiempos de horror, los dos jóvenes militantes campesinos, sobrevivieron dramáticamente a las persecusiones y el asedio, condenados a sufrir hambre y sed, y encima dando a luz a una niña y un niño en medio de cañaverales y abras en la selva, y en condiciones incalificables.
            El texto es seco y duro, invita a reflexionar sobre nuestro pasado reciente, y emociona y enternece porque, sobre todo, es una novela de amor. Y con final feliz, pues la pareja, con varios hijos más y ya hoy abuelos, sigue viviendo en su pueblo de chacareros, en una granja ecológica. (Edición de autor, que se reimprime cada tanto de a tres mil ejemplares).

* Y ya que estoy como retenido, impactado por la siempre poderosa literatura que desde siempre se escribe en Santa Fe, leo con fuerte impresión los cuentos de María Angélica Scotti, ordenados en un precioso voluman titulado "Juglar". Con una prosa transparente que ya antes he elogiado, y rica imaginación de fabulador, sus historias combinan lo urbano con lo rural, lo culto con la rusticidad gringa, el rigor intelectual con una especie de escritura meditativa que avanza mostrando, como casualmente.
            De Scotti yo conocía sus novelas "Buenos augurios", de los años 80, y "Diario de ilusiones y naufragios", de los 90, en los que se prefiguraban tonos y paisajes que ahora, en estos cuentos, parecen encontrar cauces más maduros, más firmes. Un libro notable, de los buenos que se producen en esa vasta Argentina que los porteños suelen llamar, con aire de superioridad, "interior". (Alción editora).

* Y sí, es curioso pero redacto esto descubriendo que se me acumularon libros santafesinos que sólo ahora advierto que lo son. Lo que demostraría, me parece, que hay ciertas corrientes no sé si estéticas pero seguro constantes también en la elección de los libros que uno lee, en esa carrera interminable y a la vez gozosa que es leer mucho, a lo bestia.
            Me estoy refiriendo, claro, a un libro estupendo y original: "Juan José Saer. Una forma más real que la del mundo". Un volumen en el que se recogen conversaciones de y con el imprescindible "Turco" Saer, compiladas por Martín Prieto y todas concurrentes a develar la intimidad creativa de uno de los más originales narradores que dio nuestro país. Libro para académicos, sin dudas, pero también y yo diría que sobre todo para quienes se deleitaron y deleitan todavía con una obra tan sutil, profunda y exigente como la de ese natural de Serodino que acabó dando cátedra en París. (Mansalva).


Espero repetir pronto estos lecturarios, pues he leído muchísimo últimamente (como siempre, en realidad) y tengo apuntes, glosas y disfrutes para compartir. Lo que no tengo es tiempo, pero a ver si me lo invento! @