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lunes, 26 de agosto de 2013

Mi nota de ayer domingo en THE BUENOS AIRES HERALD

He aquí el link:

http://buenosairesherald.com/article/139157/with-all-eyes-on-october

Y aquí la versión en Castellano:

Con los ojos en Octubre

Hay semanas, en la vida de las naciones normales, en las que sólo suceden algunas pocas cosas rutinarias. Semejantes regularidades no significan más que eso, y en esos casos, cuando no pasa nada espectacular, simplemente no hay en ello nada asombroso ni llamativo pues sólo sucede lo que sucede y el mundo sigue andando.

Así debió ser esta semana que pasó: no fue extraordinaria, no sucedió nada excepcional capaz de irritar la piel de la realidad, al menos en materia política, económica o social, que es como decir la lisa y llana cotidianidad de este país siempre capaz de sarpullidos, fiebres y sorpresas.

Pero esto es la Argentina y acá ese tipo de normalidades, cuando se producen, resultan tan extravagantes que pareciera que de inmediato hay que salir a buscar explicaciones conspirativas. Hay como una compulsión a ello, y eso fue lo que sucedió esta semana, decantadas ya las suspicacias que siguieron a las PASO.

De hecho todo empezó con los renovados brulotes dominicales del señor Jorge Lanata, cuya febril imaginación lo llevó a invenciones superlativas respecto de las Islas Seychelles, paraíso fiscal al que –acusó él– la Presidenta habría llevado millones de dólares supuestamente mal habidos. La especie no duró más que unas cuantas horas y todo fue inmediata y fuertemente desmentido, como casi todo lo que "denuncia" el animador estrella del Canal 13.

Después, y casi día por día, hubo otros intentos periodísticos de esmerilar aún más al ya debilitado (dada su exigua cosecha de votos) kirchnerismo. Y así, puesto que como es sabido el periodismo tiene que vivir y por eso mismo suele magnificar lo que no es magnífico, esta semana lo que más hubo fueron opiniones y no hechos, repetición de lugares comunes hasta el hartazgo, enumeraciones infinitas de adjetivos y, como quiere e impone la costumbre clasemediera argentina, las predicciones más apocalípticas. Todo eso que en esta columna hemos llamado, más de una vez, fuegos artificiales.

Lejos de toda seriedad, esas alharacas despreciaron y taparon informaciones que hubiesen merecido análisis sobrios y esclarecedores. Por caso, el encuentro de la Presidenta con empresarios, banqueros y sindicalistas en Santa Cruz, que no mereció los comentarios que se hubiesen esperado de analistas rigurosos. Pero en cambio se dio mucho aire y luz a la reunión del llamado Consejo de las Américas, en el que se anunció con bombos y platillos el fin del kirchnerismo. 

Por cierto, es llamativa la coincidencia generalizada acerca del final del ciclo K, como es bien sonoro el acuñado concepto de "poskirchnerismo". Pero eso no significa que el postulado sea necesariamente cierto. O por lo menos convendría recordar que el actual es un gobierno de fuerte cuño peronista, que, guste o no, sigue siendo primera minoría en todo el territorio nacional. 

El viejo proverbio que dice que "los muertos que vos matáis, gozan de buena salud" podría recobrar vigencia en cualquier momento, porque está probado que el kirchnerismo demostró en una década una plasticidad única, como ninguno de los partidos, dirigentes e ideologías adversarias, y cada vez que se vio en riesgo supo acomodarse a las circunstancias y salir avante, y no siempre por mérito propio sino más bien por defecto ajeno. Y es que del otro lado suelen proliferar clichés antes que certezas. Por caso, las acusaciones al gobierno de ser confrontativo suelen provenir de los sectores que más lo hostigan y acosan. De hecho los señores Macri, Massa y De Narváez han hecho sus carreras confrontando todo el tiempo. 

Ellos coinciden, además, en otros reproches: "No hay que mirar al pasado", dicen, aunque no explican qué significa eso. ¿Olvidar el genocidio que sufrió este país? ¿Cancelar los juicios que descongeló el kirchnerismo? ¿Liberar a los militares que están presos y condenados en juicios en los que tuvieron todas las garantías que ellos negaron a sus víctimas? 

Y hay más: "No podemos seguir aislados del mundo", dicen, pero no dicen de qué mundo hablan. ¿Acaso el de los préstamos y el endeudamiento que siempre benefician a negociadores y economistas del establisment, pero nunca al país?

Hubo otros asuntos que dibujaron el panorama amplio de esta semana y que alcanzaron entidad diversa. La disputa de la aerolínea LAN por un hangar en Aeroparque fue resuelta con una infaltable cautelar, mientras se ignoraba el regreso forzado del fugitivo juez mendocino Otilio Romano, extraditado desde Chile. Y empezaron a ser visibles los renovados, arduos (des)equilibrios que la Corte Suprema de Justicia empezó a practicar, como el fallo que dejó firme esa otra cautelar que impide que el Estado recupere el predio de la Sociedad Rural en Palermo, cedido hace veinte años a precio vil. O como ese otro fallo que vetó varios artículos del paquete de leyes de reforma judicial. Todo lo cual, en el gobierno, seguramente hace temer que la Corte se alinee por completo con Clarín y en contra de la Ley de Medios. 

Las especulaciones estuvieron, como se ve, a la orden de la semana. Incluso hubo quienes se ilusionaron con que una victoria de la oposición en Octubre los autorice al copamiento de la presidencia de las cámaras legislativas. Claro que alguna sensatez se mantuvo, una vez más, y rápidamente se colocaron las cosas en su lugar. El líder y candidato socialista Hermes Binner, por un lado, y por el otro los radicales Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín, tomaron rápida distancia de esas intenciones del peronismo disidente y del macrismo, que con aliados radicales como el senador Ernesto Sanz suelen practicar por derecha, y con tal de debilitar al gobierno, viejas estrategias de la peor izquierda que se resumen en la arcaica teoría de que "cuanto peor, mejor". Que es un poco lo mismo que piensan –es un decir– los medios y dirigentes que el viernes festejaron el rechazo de la propuesta de pago argentina en los tribunales neoyorquinos.

Y es que la cuestión no es solamente contar votos y luego contar bancas. La cuestión más seria es que detrás de esas propuestas maximalistas se esconden anhelos de desestabilización que el kirchnerismo puntual y velozmente ha denunciado, y no sin razones. Porque una cosa es oponerse y otra disolver a cualquier precio a quien gobierna. Que es lo que parece buscar cierta enfebrecida pretensión de que la administración kirchnerista no termine su mandato en 2015 sino antes. 
Por eso se habló esta semana, también y nuevamente, de "golpe institucional". Con esa grave expresión el Gobierno salió a enfrentarlos. Y con los ojos puestos en Octubre. •


miércoles, 21 de agosto de 2013

Los puentes de la lectura

Algunas personas me recuerdan que olvidé subir a mi blog el texto de la conferencia con la que abrí las Actividades Educativas de la 39° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en el marco del 16° Congreso Internacional de Promoción de la Lectura y el Libro. Y tienen razón. Eso fue el último 10 de Mayo, y se me pasó setearlo en mi blog e informarlo aquí, seguramente por exceso de trabajo.
            Así que aquí está, sólo que en lugar del texto pongo directamente el link a la edición para Youtube que hicieron en la Feria:

http://www.youtube.com/watch?v=B87YmZ-pp0E

domingo, 18 de agosto de 2013

Mis dos artículos de hoy, domingo: en Página/12 y en el HERALD

En Página/12:
Lo que dijeron y lo que no dicen los medios, paso a paso
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-227045-2013-08-18.html


En The Buenos Aires Herald:
The primaries: confusions and conclusions
http://buenosairesherald.com/article/138652/the-primaries-confusion-and-conclusion(s)

Versión en Castellano:

Las primarias: confusiones y conclusiones

Terminadas las PASO el domingo pasado, los días subsiguientes fueron una especie de torneo declarativo mediático. Como para que nadie pudiese valorar serenamente la voluntad popular, cierto periodismo tendencioso y falaz que impera en Buenos Aires se encargó de sobreimprimir sus deseos sobre lo que verdaderamente expresó, simple y admirablemente, la sociedad.
            Y es una pena, hay que decirlo, porque el voto fue tranquilo y sereno, en una jornada agradable que significó el debut electoral de miles de chicos y chicas de entre 16 y 18 años de edad, y en la que votó más del 70% de los empadronados.
            Pero si acaso un marciano hubiese aterrizado en el centro porteño durante esta semana, habría leído en los diarios colgados de los kioscos titulares como estos:
            "Les dimos una paliza bárbara" (Pino Solanas); "El 25% es sólo un piso. Seguimos siendo la mayor fuerza electoral del país" (dirigentes del FPV); "Ganamos nosotros, porque sumando los votos le ganamos al Pro que salió segundo" (Dirigentes de UNEN); "No es verdad que no ganamos. Somos los primeros en la CABA" (Dirigentes del PRO porteño); "Aunque haya salido cuarto, no me bajo. Soy candidato en octubre" (Francisco de Narváez); "Me importa un carajo lo que sacaron los otros" (Aníbal Fernández); "Con Massa hablaremos después de Octubre. No podemos comernos el almuerzo en la cena" (Hugo Moyano); "Que Massa niegue el acuerdo con Macri es egoísta y tonto" (Miguel Del Sel); "Cristina está atravesando un proceso de desequilibrio" (Ex senadora Chiche Duhalde).
            Con múltiples respuestas y retruques, la confusión se impuso. Y la verdad es que así lograron tapar algunas conclusiones elementales, que hubieran permitido una lectura más honesta de lo que honestamente votó la ciudadanía. Y el país se habría ahorrado nuevas discusiones inútiles, y la repetición insensata de acusaciones, gritos y disgustos.
            En ese supuesto, se hubieran podido leer conclusiones que son sencillas y están a la vista, y sólo requerían serenidad y objetividad para la evaluación y el análisis. Como estas:
            1- Que el gobierno nacional ha recibido un serio llamado de atención. Ha disminuido su caudal, y el hecho de que en estas PASO no se votaron cargos directamente no quita que el 25% obtenido es muy pobre para un gobierno que fue reelegido con el 54% hace dos años. Y aunque es verdad que ese 25% lo constituye en el partido o frente más votado de la Argentina, eso en sí no determina nada.
            2- Que el ultrapromocionado "fenómeno Massa" obtuvo ni más ni menos que lo que preveían las encuestas: un tercio de los votos de la provincia de Buenos Aires. Que no está nada mal, pero no supera lo que es habitual en quien alcanza el primer puesto electoral en esa provincia, donde ya de Narváez obtuvo similar cantidad de votos en 2009 y aquí estamos.
            3- Que la mejor elección parece haberla hecho el radicalismo, que no sólo obtuvo victorias importantes (en Santa Fe, en alianza con el Socialismo; en la Ciudad de Buenos Aires con el frente UNEN; y otros buenos resultados en media docena de provincias) sino que además esto puede leerse como que la sociedad quiso darles la oportunidad de redefinir y fortalecer el perfil histórico de la vieja UCR.
            4- Que el FAP y Hermes Binner siguen siendo una gran esperanza santafesina, pero con poca o casi nula perspectiva de convertirse en fuerza nacional de recambio.
            5- Que el PRO ratificó su primacía en la Capital, así como obtuvo un significativo caudal de votos en Santa Fe y en Córdoba, pero sigue siendo notable su ausencia electoral en el resto del país.
            6- Que la izquierda, siendo marginal, refrendó la tendencia de los últimos años a crecer moderadamente su caudal. Esto se vio sobre todo en la CABA y en Mendoza, aunque no es seguro que obtengan alta representación en el Congreso después de Octubre.
            7- Que a la vista de estos resultados es posible que asistamos a reacomodamientos entre intendentes bonaerenses, a gelatinosos cambios en el PJ que siempre se mueve por derecha y a otros fuegos artificiales.
            8- Que en las elecciones de Octubre, que son las que sí cuentan, no cabría esperar grandes modificaciones en la composición política del Congreso. Lo que hace muy dudoso que Octubre sea, como algunos esperan, la plataforma de despegue de algún futuro presidenciable en 2015.
            Y es que 2015 está lejos todavía, y los apellidos barajables siguen siendo los mismos que podían mencionarse la semana pasada: Scioli, Binner, Macri, De la Sota. Pueden sumarse, claro, otros apellidos: ahora Massa pero también Uribarri, Moyano, Alfonsín, Capitanich y acaso alguna mujer, hoy inesperada, proveniente del kirchnerismo. Y repitentes como Lavagna, Altamira, Carrió o algún siempre infaltable Rodríguez Sáa. E incluso, aunque la misma Presidenta ha desautorizado la re-re, lo que en opinión de esta columna fue un acierto, no habría que descartar a nadie. A nadie. •

domingo, 11 de agosto de 2013

Las PASO: puerta de cambio en democracia

Mi artículo de hoy domingo en el diario The Buenos Aires Herald:


Y aquí la versión en Castellano:

La campaña electoral para las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) acabó esta semana sin cierres partidarios, por el duelo nacional decretado tras la tragedia de Rosario. El proceso llegó a su término en condiciones tirantes, además, un poco porque la Argentina es hoy un país con bastante gente irritada (que no es lo mismo que un país irritado) y porque el derrumbe del edificio rosarino volvió a poner sobre el tapete los típicos descontroles municipales argentinos.

Las tensiones, más allá del flaco intento cacerolero de un sector de la clase media porteña el jueves por la noche, no dejaron de ser las normales y puede decirse que, una vez más, en este país la democracia volvió a demostrar ser mejor que muchos de sus actores.

Hubo diversos participantes y gestos en la semana preelectoral. Uno: el periodista Víctor Hugo Morales recibió un notable respaldo popular en su visita a Tribunales acusado por el magnate periodístico Héctor Magnetto. Dos: el entertainer Jorge Lanata protagonizó un penoso show de intención política durante la entrega de los Martín Fierro (especie de Oscar Award de estas pampas) y fue criticado por muchas personalidades, entre ellas la veterana diva Mirtha Legrand. Y tres: el affaire del ultrapromocionado intendente de la localidad de Tigre y ex jefe de gabinete kirchnerista, Sergio Massa, quien no denunció un robo en su casa y luego, al aclararlo, acabó oscureciendo más. El escándalo ganó los titulares más importantes de la semana cuando su propia esposa –la también candidata a diputada bonaerense Malena Galmarini– insultó enfurecida al gobernador Daniel Scioli.

Quizás nunca se sepa si lo de Massa fue metida de pata, avivada política o desdichada argucia publicitaria de su equipo, puesto que el ladrón sería un militar conocido de la casa, miembro del partido del candidato y pareja de su empleada doméstica. Tampoco se sabrá cuánto influyó el episodio en la cantidad de votos que hoy en la noche reciba Massa, pero de lo que no quedarán dudas es de que el supuesto robo fue un disparate.

La extraordinaria propaganda mediática que apoyó su candidatura permitió, eso sí, conocer el pensamiento de Massa. Ahora se podrá discutir si es muy ancho o muy angosto, pero quedó claro en el exclusivo almuerzo del martes  en el Hotel Alvear con 200 líderes empresarios. Allí el candidato más joven y supuestamente más moderno repitió conceptos e ideas que tuvieron vigencia y cuestionamientos en décadas pasadas y hasta 2003: “Necesitamos un nuevo marco jurídico para que se respeten las reglas”; “No hay que regular todo"; "Hay que generar confianza para atraer inversiones”; "Hay que tomar préstamos en el exterior"; "Volver a las AFJP como régimen complementario”.
           
Se conocieron también sus economistas de cabecera: Miguel Peirano (ex ministro de Economía), Martín Redrado (ex presidente del Banco Central) y como gurú máximo Roberto Lavagna, quien presentó en sociedad a su hijo Marco. También debutaron como massistas públicos los señores José de Mendiguren (ex UIA), el diputado y ex gobernador bonaerense Felipe Solá y el otro ex jefe de gabinete kirchnerista, Alberto Fernández.

Pero millones de otros argentinos también existen, y seguramente llegan a las PASO con otro ánimo. Los campesinos que aún quedan en Formosa, Chaco, Corrientes o Santiago del Estero, por caso, así como los obreros de miles de pequeñas y grandes fábricas y otros establecimientos que hay en todo el país; y los docentes, los empleados, los jubilados y las nuevas clases medias que pueblan hoy muchos centros urbanos, es posible que vean las cosas diferentes de como se ven en Buenos Aires. Donde hubo debates en la tele pero de pobreza franciscana, dicho así no porque esté de moda invocar al Papa sino por la austeridad de ideas que mostraron los convocados a programas llenos de previsibilidad y lugares comunes. Si el gran debate fue el que protagonizaron en TN la señora Carrió con los señores Gil Lavedra, Loustau e Illia, está todo dicho.

Quedó claro que la atención periodística y de parte de la población capitalina se centra sólo y como siempre en lo que sucede a la sombra del Obelisco, y acaso en el conurbano, donde el Frente para la Victoria, o kirchnerismo liso y llano, es visto como el monstruo a vencer. Es en la capital de esta república donde tantos ciudadanos/as se mantienen convencidamente ciegos y sordos –aunque no mudos– y sobre todo de espaldas a un país que creció en una década mucho más que en las cuatro anteriores. Crecimiento cuestionable en muchos aspectos, desde ya, y que ha descuidado reglas éticas y se basa todavía en un estilo que disgusta a tanta gente como a otra fascina. Pero crecimiento inocultable que a la hora de la hora, o sea en las elecciones generales del próximo Octubre, puede ser determinante. Porque será en Octubre cuando los porotos, como se dice en el truco, realmente cuenten.

Habrá que esperar, entonces, a que hablen los resultados nacionales. Y mientras tanto, por qué no, meditar calmadamente acerca de una grata paradoja argentina: una sociedad que protesta y ejercita ese derecho diariamente, es también una sociedad que va madurando y aprendiendo de sus propios errores y necedades. Y aunque tantas veces desdeñe o rabie contra la política, no le da la espalda a la política sino todo lo contrario. Y esto habla de una sociedad que aprendió de sí misma y ya no quiere gobernantes autoimpuestos, por muy brillantes que sean sus uniformes de gala.

Por eso hubo, hay, y seguramente habrá manifestaciones de todo tipo y para todos los gustos: la Sociedad Rural en pleno aplaudiendo las alarmistas acusaciones del señor Etchebehere a la par de las puebladas contra las mineras contaminantes en Catamarca y La Rioja; las ruidosas exageraciones de las izquierdas piqueteras a la par de los disminuidos cacerolazos (como el del 8A) convocados desde usinas de internet por partidos y agrupaciones de derecha. El conjunto habla de una sociedad extensa y compleja en la que abundan fuegos artificiales en la política cotidiana, pero el país no se sale de cauce y la vida nacional sigue andando.

Las PASO en el resto del país, hay que decirlo, mostraron menos alharacas, aunque también hubo encuestas para todos los gustos y los resultados parecen previsibles en muchas ciudades y provincias. Mientras en la siempre encantadora Buenos Aires el macrismo parece seguir siendo sólida primera minoría, eso no se repite en el interior del país, donde casi todos los gobernadores llevan las de ganar (con la salvedad, acaso, de Corrientes, donde el kirchnerista Camau Espínola podría dar una sorpresa). Y es que en el llamado "interior" hubo más bien apatía o normalidad. Ni siquiera grandes actos proselitistas, ni mucho dinero invertido en campañas como fue evidente en Santa Fe, Córdoba, La Pampa, Chaco, Río Negro y otras provincias donde los resultados o "están cantados" o no auguran grandes sorpresas.

Se verá esta noche. •

miércoles, 7 de agosto de 2013

Lecturario # 15


Acabé de leer "El baile", de Irene Némirovsky (1903-1942), y sentí que era testigo de otro fragmento de una vida tremenda. Y digo otro porque de esta notable escritora leí, hace

varios años, una novela titulada "David Golder" que me pareció una historia magnífica y trágica. La leí justo después de participar en el Festival de Cine de Biarritz, creo que en 2006, y ya entonces me deslumbraron la prosa delicada, los detalles exquisitos, el refinamiento y la hipocresía imperantes en la alta burguesía francesa.

De familia judía muy rica, esta autora era una muchachita cuando sus padres huyeron de la revolución bolchevique de 1917 y se radicaron en París. Allí Irene tuvo una vida intensa y mundana, se licenció en Literatura en la Sorbona y empezó a escribir. Luego estalló la Segunda Guerra Mundial, el cáncer nazi se extendió con su veneno y esta sensible escritora fue deportada y murió en un campo de concentración antes de cumplir 40 años.

"El baile" es una pequeña novela sobre el ascenso social a cualquier costo, el cinismo burgués y los lazos familiares sostenidos en el puro egoísmo. Es la historia de una muchachita de 14 años resentida por las prohibiciones impuestas por una madre autoritaria y un padre estúpido que sólo ha tenido suerte en la Bolsa. El tema de la novela es la crueldad, y se lee como un buen cuento largo.

Aunque la contratapa exagera innecesariamente ("obra indispensable de uno de los grandes escritores del siglo XX" y otras líneas chocantes) "El baile", como todo lo que escribió en su corta vida esta notable narradora, se defiende perfectamente por su calidad intrínseca. Némirovsky es una escritora inquietante, intensa y original, que vale la pena seguir de cerca, sobre todo ahora que está siendo editada en nuestra lengua (Salamandra).

• También he venido leyendo, y es hora de rendirles homenaje, los libros de la magnífica colección Anagrama-Página/12. Los tengo casi todos, y algunos los conocía de otras ediciones. Una maravilla de selección, de más de 40 títulos de literatura universal contemporánea, a muy bajo precio y de venta en kioscos de periódicos, como todo lo que publica este diario en el que escribo desde su fundación en 1987.

Entre los libros que hoy quiero recomendar está la "Autobiografía Sucinta y Correspondencias" de Witold Gombrowicz. Es muy interesante apreciar cómo concebía el arte y la literatura el maestro polaco (1904-1969) que vivió casi treinta años en la Argentina (en Buenos Aires y en Tandil) y fue autor de áridas novelas como "Ferdydurke", primero, y "Transatlántico" años después, además de un notable "Diario" (fragmentos del cual se incluyen en este libro) y de algunos cuentos luego conjuntados en el volumen titulado "Bacacay".

Esta autobiografía es, en esencia, una recopilación de entrevistas que Gombrowicz concedió, así como de las cartas que cruzó en Francia con Jean Dubuffet, el genial pintor que es justamente considerado padre del "Art Brut". Libro raro pero imposible de abandonar, es en sí, también, una clase de modernismo y de estética contemporánea.

• Dentro de esta misma colección hay por lo menos otros tres libros que me parecen recomendables. En primer lugar y sin dudas, los maravillosos cuentos de Roald Dahl (1916-1990), el extraordinario narrador galés de origen noruego que es más conocido como un clásico de la literatura para niños. ¡Pero qué cuentista, señoras y señores! El pequeño volumen se titula "Relatos de lo inesperado" y contiene seis joyas literarias, una media docena de cuentos magistrales y nada comunes en los que la trama jugosa y la sorpresa del final te dejan entre alterado, fascinado y con ganas de aprender a escribir así. Y eso porque al terminar de leer este libro que es un libro en el que cada cuento es mejor que el anterior, siendo que todos son excelentes, uno se queda con la rara sensación de lo inhabitual. Y miren que yo he leído cuentos en mi vida, ¿eh? ¡Qué maestro, Dahl! Realmente, no se lo pierdan.

• Los otros dos libros de esta colección que hoy quiero comentar, también tienen lo suyo: "Los bárbaros" es una versión sintetizada del poderoso ensayo del notable narrador, periodista y ensayista italiano Alessandro Baricco (1958), que es uno de los libros más impactantes de las últimas décadas. En esta versión hay una breve síntesis del original, que bien puede ser tomada como una introducción al pensamiento de Baricco. Sus puntos de vista sobre el vino, el fútbol, los libros y Googgle son, por lo menos, brillantes provocaciones. Y esta selección funciona como eficaz invitación a dar el salto.

El otro libro es "Mi hermosa lavandería", guión cinematográfico del narrador y dramaturgo británico de origen pakistaní Hanif Kureishi (1954). Prologado por un texto autobiográfico del autor, centrado en la experiencia de ser extranjero y diferente en Inglaterra, el texto es atractivo por esa misma razón: uno asiste a una historia de marginalidad y xenofobia, tratada con crudeza y humor. No he visto la película, pero como guión es bien interesante. •

domingo, 4 de agosto de 2013

Trenes y Justicia, o la lentitud argentina

Mi artículo de hoy domingo en el diario The Buenos Aires Herald:

http://buenosairesherald.com/article/137627/railways--justice-or-argentine-slowness


Y aquí la versión en Castellano:

Trenes y Justicia, o la lentitud argentina

En la vida de todas las sociedades hay hechos, decisiones y políticas de estado que solamente pueden mensurarse con el paso del tiempo. Algunas personas pueden entrever consecuencias, y anunciarlas es muchas veces una cuestión de política cotidiana, pero los verdaderos resultados de esas decisiones sólo se ven muchos años después. Cuando ya es muy tarde.

No es otra cosa lo que está sucediendo con los ferrocarriles argentinos. Que devinieron pesadilla para los únicos pasajeros permanentes: los porteños. Día tras día algo sucede y las penurias se suman. Esta semana fue un paro sorpresivo del personal jerárquico de la línea Sarmiento, que paralizó los servicios durante las primeras horas del miércoles y afectó a decenas de miles de pasajeros. El Gobierno calificó a esa huelga de “salvaje, irracional e incomprensible” y la vinculó con los videos de maquinistas dormidos o distraídos que se difundieron el día anterior, y con las nuevas medidas de control dispuestas por el ministerio a cargo de Florencio Randazzo. Quien además denunció, con desusada sinceridad, que el paro era obra de "150 tipos que ganan 20.000 pesos de salario de bolsillo".

El abuso de esos pocos, siendo comprobable y repudiable, es sólo una parte de uno de los mayores dramas de la Argentina: la destrucción sistemática y hasta perversa de un servicio de trenes que alguna vez estuvo entre los mejores del continente americano y cuya red alcanzó más de 45.000 kilómetros que cubrían todo el país. Aunque siempre pudo cuestionarse la forma de embudo cuya salida era el puerto de Buenos Aires, lo cierto es que fue una red que durante casi un siglo unió a la Argentina con siete sistemas ferroviarios que se complementaban desde el extremo norte hasta la Patagonia, y desde la capital hasta el Océano Pacífico.

En 1948, después de la nacionalización durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, hubo un período de auge y desarrollo industrial y tecnológico autónomo, hasta que a partir de la así llamada Revolución Libertadora de 1955 comenzó el lento deterioro de los ferrocarriles argentinos. La suma de infelices decisiones políticas sucesivas condujo a este presente desolador. Desde el gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), cuando una supuesta y malentendida "modernidad" acabó con los tranvías de todas las ciudades del país que los mantenían, se allanó el camino para que los lobbies de las industrias petrolera, vial y  automotriz-camionera comenzaran la fatal sustitución de los rieles. El tristemente célebre Plan Larkin, auspiciado por el entonces ministro Álvaro Alsogaray determinó el primer gran desguace y fue el inicio del final. Luego vendría la última dictadura, que en 1976 dispuso la desactivación de 6.300 kilómetros de vías, el cierre de talleres, la supresión de la mitad de los servicios de pasajeros y el despido del 40% del personal.

Esa "política ferroviaria" –de algún modo hay que llamarla– continuó con cada uno de los sucesivos golpes de estado que padeció el país entre 1962 y 1983, y alcanzó incluso a los servicios suburbanos porteños al detener abruptamente el desarrollo de los trenes subterráneos y otros metropolitanos. El congelamiento, con algunos altibajos y pequeños períodos de esplendor industrial en Córdoba en los early 70's, produjo un deterioro creciente del material rodante. Hasta que años después, como cualquier argentino recuerda, en los 90 Carlos Menem decidió la privatización total de lo que quedaba del sistema.

El desguace entonces fue feroz y total. Los más grandes talleres fueron cerrados y convertidos en cementerios de fierros; casi todos los servicios de pasajeros que atravesaban el país fueron cancelados definitivamente, y comenzó un sistema de privatizaciones prebendario, ineficiente y corrupto.

La Argentina de estos años paga las consecuencias de tantos desatinos y tantos negocios ilícitos que jamás fueron –y todo indica que ya nunca serán– ni siquiera investigados. La omertà política argentina, se sabe, todo lo puede.

Y no es exageración. Basta ver cómo el movimiento llamado Justicia Legítima convoca a muchos de los mejores funcionarios judiciales en reclamo de una reforma urgente y necesaria, a la vez que sus contradicciones son inocultables. La Procuradora Gils Carbó a favor del perdón a Chevron, a la medida del gobierno, es un caso ejemplar. O el favoritismo judicial del que evidentemente goza el ex Secretario de Transportes Ricardo Jaime. O el apartamiento del juez Oyarbide que implica un extraordinario alivio para los hermanos Schoklender en la causa del desvío de fondos de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. O la facilidad y rapidez con que se escaparon represores genocidas del Hospital Militar en brutal contraste con la lentitud de la Justicia. Y ni se diga de la paradoja de las jaurías mediáticas corriendo detrás del general César Milani, mientras el verdadero responsable de la desaparición del soldado Ledo en 1976, un ex Mayor de apellido Sanguinetti, goza de libertad porque desde hace años ningún juez lo busca ni reclama.

Pero así son las contradicciones de este país en el que las elecciones primarias se llaman PASO pero nadie sabe bien hacia dónde. Mientras todo se enfoca en la ciudad de Buenos Aires y acaso en el conurbano, como si allí se acabase el mundo, en el resto del país se respiran climas serenos y previsibles, bastante más civilizados. Más allá, claro, de cacicazgos intolerables que sin embargo el sistema argentino tolera: tal el caso de Gildo Insfrán, eternizado gobernador de Formosa desde hace casi veinte años y en cuyo territorio es incomprensible el atropello constante a los derechos de los pueblos originarios, a quienes se expulsa de sus ya pocas tierras como si fueran ellos, tan luego, los invasores. O el caso del Sr. Gioja, gobernador de San Juan que también hizo modificar la Constitución provincial para eternizarse no sólo como primer mandatario sino como abogado de las empresas mineras extranjeras aquerenciadas en el ya polucionado territorio sanjuanino.

Esos asuntos, claro, no son materia de debate pre-electoral ni se tocan en la tele –vade retro– seguramente porque ningún sector de la política argentina tiene propuestas de tipo ambiental, y en todo caso, como suele comprobarse, la corrupción es solamente una bandera que, en verdad, a nadie le importa demasiado. De hecho es en estos temas donde se constituyen los pocos silencios macizos –sin dudas ­vergonzosos– de la clase política argentina.

En ese contexto, la lentitud en el mejoramiento de los ferrocarriles y la morosidad exasperante de la Justicia, no hacen más que abonar terrenos fértiles para posibles ineficiencias y corrupciones. •