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miércoles, 29 de enero de 2014

LECTURARIO # 20. Chikiar, Quirós, Filloy, Harfuch, Korytnicki, Palermo

Eduarda Mansilla. Entre-ellos. Una escritora argentina del Siglo XIX es el título del nuevo libro de Irene Chikiar Bauer, investigadora que ya elogié aquí a raiz de su estupenda biografía de Virginia Wolf.
         En este caso Chikiar recorre la vida y la obra de la acaso más notable intelectual y escritora de los inicios de la literatura nacional. Casada con el diplomático Manuel García Aguirre, Mansilla vivió casi dos décadas en los Estados Unidos y Europa y produjo una obra que se ha revalorizado muy lentamente, y que ya es hora de que integre a pleno el esquivo canon literario argentino.
            Sorprendente e interesantísimo, por lo bien informado y por su amenidad, el libro de Chikiar se abre con un estudio preliminar sobre el escritor-intelectual y el arduo lugar de la mujer en el Siglo Diecinueve argentino. Sigue con el análisis de sus tres novelas —"El médico de San Luis", "Pablo o la vida en las pampas" y la ya clásica "Lucía Miranda"— y se detiene en dos notables cuentos de tema fáustico, típicamente europeos y un tanto góticos como era, si diría, natural en aquella época en la que leer a Goethe era imperativo.
            Compositora y competente lectora, esta sobrina de Rosas, amiga de Sarmiento y hermana y colega del famoso general Lucio V. Mansilla, militar y autor hoy canonizado, Eduarda fue una mujer que siempre quiso destacar en el campo literario e intelectual. De fuerte personalidad y un tesón admirable, lo logró a pesar del ambiente hostil que imperaba en aquellos tiempos, destacando también en el ejercicio del periodismo en casi todas sus vertientes: política (sobre todo europea, pero también la nacional), efemérides, música, arte, modas y educación. (Biblos).

• También quiero destacar Tanto correr, que es la cuarta novela del prolífico, intenso joven escritor chaqueño Mariano Quirós. Para mí la más promisoria figura de la literatura del Nordeste argentino, a los 34 años Quirós ha obtenido un premio por cada una de sus novelas anteriores que yo he leído: Robles, Torrente y Río Negro. A manera de saga, con todas ellas ha creado un atractivo y nítido ambiente urbano de clases medias provincianas.
            En esta novela, también galardonada en España con el Premio Francisco Casavella 2013, hay una fuerte primera voz que narra la niñez, adolescencia y madurez de un joven de típica familia pequeño-burguesa de provincia argentina entre los años 80 y el inicio del tercer milenio. Signado por una impresionante carga de ideales, prejuicios, frustraciones y desencuentros, todas materias paradigmáticamente argentinas, el libro resulta intenso y de amable y jugosa lectura, salvo quizás cuando el autor se demora en relatos de episodios excesivamente realistas, como los de las torturas en tiempos de juntas militares y de la hoy llamada "masacre de Margarita Belén". Allí la literatura se extravía un tanto al dar paso a exposiciones que más tienen que ver con la historia, el periodismo y la política. Pero de que Quirós es una apuesta segura de la actual joven literatura argentina, no tengo dudas. (Destino).

• Acabo de releer también Tal cual, que es uno de los más notables libros de cuentos de mi maestro Juan Filloy, y que es parte, cabe consignarlo, de una colección que se viene publicando en Buenos Aires desde hace unos pocos años: la Biblioteca Juan Filloy, estupenda selección de lo mejor de la obra del gran maestro cordobés. En cuidadas y atractivas ediciones, la editorial El cuenco de plata lleva publicados más de diez de sus principales títulos, incluyendo sus novelas fundamentales ("OpOloop", "Estafen" y "Caterva", entre ellas), así como algunos de sus cuentos, dramas y palindromos.
            Releyendo Tal cual he vuelto a celebrar su prosa excesiva y obsesiva, que es a la vez característica, fascinación, sello y obstáculo en la prosa filloyana. O, si se quiere, es muestra cabal de su empecinada autoexigencia, que lo llevaba a buscar lectores competentes a los que por eso escogía y les zampaba sus obras heterodoxas, originalísimas y siempre arduas.
            En estos cuentos conviven las vidas de inmigrantes con la criminalística, la locura, la coprolalia, la psiquiatría, el derecho y la traición, así como pasiones sexuales narradas como en su época no se hacía y todo en un tono de erudición abrumadora e imaginación desaforada, típicas de este hombre y este escritor que fue absolutamente impar. Por eso cuesta tanto leerlo, ciertamente. Y desde ya que no faltarán los que piensen que Filloy es hoy antimoderno, pero cuánto placer produce sumergirse en sus redes textuales. Yo entré en ellas siendo muy joven y quizás por eso él fue para mí no sólo un maestro de literatura sino también de vida.
            En fin, que no se imaginan cuánto placer me produce ver que finalmente su obra está en las librerías argentinas al alcance de todos los lectores. No puedo menos que celebrar estas decisiones editoriales, que vengo estimulando desde hace más de treinta años, y no me importa si los editores de El cuenco de plata jamás se enteraron de todo lo que yo escribí sobre este maestro y su vasta producción. Filloy ahora vive en su obra recuperada, y eso es lo que importa.

• Enviado por su autor el jurista Andrés Harfuch, leí su estupendo libro El juicio por jurados en la provincia de Buenos Aires. Material extraliterario, desde ya, pero lleno de ideas interesantísimas, incluso apasionantes, acerca de uno de los grandes temas que el Derecho Argentino se resiste a debatir. Iniciado en Córdoba y luego en Neuquén como forma de justicia directa, y propuesto pero frenado en casi todo el país, al menos ahora el juicio por jurados que ordenaba ya la Constitución de 1853 está entrando en la agenda jurídica nacional. No es poco, y Harfuch es, sin dudas, uno de sus pioneros y notable teórico. Muy recomendable para abogados, escribanos y gente del oficio. (Editorial Ad-Hoc).

• Otro libro heterodoxo pero capaz de calar profundo en los lectores, es el ensayo histórico de mi comprovinciana Clara Beatriz Korytnicki, titulado Desnudando mi origen y que es uno de los trabajos más vívidos sobre el horror de Auschwitz y el nazismo. Es la historia de la madre de la autora, quien aún vive (tiene 94 años) y es en el Chaco un testimonio vivo del Holocausto, con sus escalofriantes números sellados en el antebrazo. Este libro recupera su memoria viva y saca a la luz, expone y analiza éticamente el sentido mismo de la supervivencia. Mucho más que una memoria familiar, el relato de Irene, la sobreviviente, es un llamado de atención a la conciencia de la humanidad. Conmovedor y necesario. (Cospel ediciones).

• Finalmente, en estos días leí también Los derechos políticos de la mujer, un estupendo estudio de sociología política y de género, esencialmente acerca de la evolución del derecho al voto femenino en la historia argentina. Su autora es Silvana Palermo, docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, quien hace un rescate crítico de los proyectos y debates parlamentarios al respecto entre 1916 y 1955. Un tramo fascinante del libro, por cierto, en el que se pueden leer los argumentos en favor o en contra del voto, según fueron las posiciones de decenas de hoy célebres legisladores. (Jefatura de Gabinete - UNGS).

lunes, 27 de enero de 2014

JOSE EMILIO SE FUE A CAMINAR POR AHI

Ha muerto el poeta mexicano José Emilio Pacheco. Como acaba de escribir mi amigo venezolano Catire Hernández: "Salió ayer domingo 26 de Enero a buscarnos por esas calles silenciosas y oscuras y luminosas". Fue un grande, talentoso y divertidísimo amigo. En la única foto en la que estamos juntos, en Sevilla y hace años, estamos orinando una pared. Luego escribí este minitexto que publiqué en mi "Soñario":

El pretencioso Bonfanti, el Rey y orinar en Sevilla
En el sueño platico con José Emilio Pacheco en Sevilla, mientras orinamos suavemente contra una pared de la judería, en el Barrio de San Bartolomé. Con nosotros están dos poetas: Fernando Operé y otro de cuyo nombre no quiero acordarme y aquí llamaré Bonfanti. Es una madrugada caliente, hemos bebido como esponjas y no hay polis a la vista. Los cuatro alardeamos de las dudosas punterías de nuestros pises hasta que Bonfanti suelta que la primera vez que viajó a España, cuando el peso argentino nos permitía turismo barato, en Madrid se alojó una noche en el Hotel Ritz y después de la cena se encontró en el baño nada menos que con el Rey Juan Carlos. Con el estúpido orgullo de los ignorantes, cuenta que orinaron democráticamente uno al lado del otro, y que al terminar de sacudirse, a la par, no tuvo mejor idea que saludar a Su Majestad en nombre del pueblo argentino mientras se subía el cierre de la bragueta. Por supuesto no le creemos ni una palabra, y la discusión que sigue es perfectamente olvidable.
Estoy de acuerdo en que éste es un sueño inútil, si no fuera que una noche de 1998 los mismos cuatro sí orinamos una pared en Sevilla, bajo un cartel pintado que rezaba: “Por favor no orinen aquí”. Por eso mismo lo hicimos, como cuatro viejos muchachos traviesos y al amparo de estos versos de Pacheco:
   Una gota de lluvia temblaba en la enredadera.
   Toda la noche estaba en esa humedad sombría
   que de repente
   iluminó la luna.

Este artículo, algo más amplio, se publicó en la contratapa del diario Página/12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-238668-2014-01-29.html

miércoles, 15 de enero de 2014

Se murió Juan Gelman, murió el Poeta

Esta noche falleció Juan Gelman en México.
Acabo de enviar esta nota al diario Página/12 para la edición de mañana. Esta foto la tomé una noche, cenando, en Brasilia. La otra nos la tomaron en Frankfurt 2010 y nos acompañan Rodolfo Mederos y Osvaldo Bayer.


Ay, sí, digámoslo: lo primero es la desolación, el miedo, el dolor.

Se murió Juan, el poeta. El más grande de todos, el de Violín, el de Gotán, el que nos enseñó a gozar de los diminutivos para la sonoridad contundente de versos inolvidables.

Juan el militante, el que luchó toda su vida por principios que muchos compartimos. Y así encontró una nieta que era, es, un poco hijo, hija, una vida que tiembla, seguro, ahora mismo en Montevideo.

Juan el amigo, el entrañable puteador que se enojaba cuando uno le decía que no fumara, que la cortara con los puchos. La última vez hace poco, en Brasilia, entre cenas y conversaciones interminables como las madrugadas y el calor. Esa noche se fumó más de medio paquete, y yo, pensando que a Soriano ya se lo había llevado el tabaco, le dije que no jodiera más con el pucho. Me retrucó que no jodiera yo, que era un converso y esos son los peores. Y me miró enojado. Y enseguida se rió como se reía Juan, un poco a lo niño, celebratorio de sus propias ocurrencias.

Y también déjenme decir lo primero que sentí: Me cago en la puta que la parió a la Parca. Lo dije, y disculpen pero es lo más profundo y sincero que puedo decir ahora porque, también debo decirlo, hoy fue un día de mierda porque esta mañana se murió otro amigo, de nombre Marcelo, no un gran poeta pero un flor de tipo. Y a las nueve de la noche esta noticia que paraliza, vamos, el doblete es demasiado.

Nos vimos mucho últimamente y siempre tan bien, tan ocurrente y jodón, y tan bien plantado en sus ideas y principios. Deja helado esta noticia canalla, ante la que uno sólo puede hacer lo que hacemos nosotros, los periodistas, los escribidores: contar lo que sucede. Y si lo que sucede es que se murió Juan Gelman, caramba, entonces conjeturemos: ¿Y mañana qué? ¿Cómo haremos para levantarnos y mirar el cielo y pensar en México, su otra patria, su otro entrañable territorio que lo acogió como a mí, como a tantos y tantas de nosotros? ¿Y cómo vamos a leer poesía de ahora en adelante, si ya no va a estar Juan?

Denme una idea de tiempo y medida, porfa, y me pongo a escribir ahora mismo. Eso les dije a los colegas del diario hace un ratito, casi ya las once de la noche y medio lagrimeando. ¿Qué otra cosa hacer sino ponernos a escribir, en homenaje al escriba más grande que teníamos? Yo lo conocí hace como cuarenta años, en la redacción de la revista Panorama. Juan ya era un prócer del oficio, y de la información internacional, y ya entonces daba poca bola. Fumaba a lo bestia, eso sí, pero qué íbamos a pensar, en aquellos tiempos en que nos sentíamos eternos, en los daños del pucho. Y a la poca bola le sumaba ese hablar medio cantadito, como de quien se hamaca en las palabras y eso porque era poeta. Pocos lo sabían, entonces. El culto a su obra vino después, pero la poesía de Juan ya era enorme porque nació enorme.

Durante el exilio no fuimos amigos. No nos dábamos bola, como nos pasó a muchos; eran los tiempos de las diferencias, que también suelen ser un modo de las construcciones. Después vinieron los acercamientos. Por terceros amigos, por gente querida que nos era común y que nos sigue uniendo. Y después fue un largo vino tinto una noche en Buenos Aires, los dos coincidiendo en cuánto amábamos esa ciudad que sin embargo habíamos abandonado. Y después los viajes, su departamento de la Colonia Condesa en el D.F. mexicano, alguna noche inolvidable de whiskies con picada argentina, y después Madrid, y más luego Frankfurt, y Brasilia, y Resistencia a la que nunca pudo venir pero siempre me decía que tantas veces había querido que era como que ya había estado.

Cierto: esta nota es berreta. Por el dolor quizás, por la prisa del cierre. Y porque cuando muere un amigo duelen hasta las palabras que uno encuentra y ni se digan las que somos incapaces de encontrar. Y cuando se muere un poeta que además es el Poeta Mayor de nuestra república, qué palabras va a encontrar uno.

Todo es dolor en esta hora. Dicen que se murió Juan, y entonces qué sé yo qué decir, si la verdad es que en este momento en que despacho esta nota por mail a mí me duele todo.

Descansá en paz, Maestro. Ninguna palabra sonará igual después de vos, querido Juan. •

domingo, 12 de enero de 2014

domingo, 5 de enero de 2014

EL PAIS DE LAS ETERNAS ALERTAS AMARILLAS

Mis artículos de hoy domingo en los diarios The Buenos Aires Herald y Página/12.
No es el mismo texto, aunque sí las ideas en lo sustancial.

En Inglés: THE LAND OF THE ETERNAL YELLOW ALERTS
http://buenosairesherald.com/article/148904/the-land-of-the-eternal-yellow-alert-

En Castellano: EL PAIS DONDE NUNCA NADA RESULTA FACIL
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-237072-2014-01-05.html

miércoles, 1 de enero de 2014

Mi último cuento: LA CHINA DE PANAMÁ

Puede que algunas personas no lo hayan visto, porque se publicó el 24 de Diciembre pasado y en esos días se lee poco. Y además no anduvo bien mi página del FB.

Como quiera que sea, si alguien tiene curiosidad, aquí está mi último cuento de Navidad, publicado en la contratapa del diario Página/12 del pasado 24.

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-236354-2013-12-24.html

Con mis mejores deseos para el año que hoy se inicia.