http://buenosairesherald.com/article/182040/carnival-circus-and-the-constitution
Y la versión en Castellano, en Página/12:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-266248-2015-02-16.html
En Carnaval, el Circo y la Constitución
En un manifiesto publicado esta semana con el gran dramaturgo nacional Tito
Cossa a la cabeza, algunos ciudadanos sostuvimos una posición diferente ante la convocatoria de cinco fiscales porteños
a marchar el próximo 18 en homenaje al fallecido fiscal Alberto Nisman.
El oportunismo político opositor y mediático que
rápidamente se montó sobre la idea (o la tuvo, quién sabe, pues quizá los cinco
fiscales sólo fueron ejecutores) exigía una respuesta que vastos sectores de la
sociedad parecían esperar. Y así, sin alharacas y con absoluta discreción, se
propuso manifestarse
en favor de algo superior como es el estricto cumplimiento de la
Constitución Nacional.
El llamado incluyó asumir el compromiso de cuidar la salud de
la Democracia, el saneamiento profundo de la Justicia, el respeto
irrestricto de los Derechos Humanos y el imperio de la Paz en la
República. La respuesta fue asombrosa: en 72 horas decenas de miles de
adhesiones provenientes de todo el país inundaron de emailes, llamados y
simpatías las redes sociales, y los envíos no se detienen.
El golpe de estado, pensamos muchos, de todos
modos está en marcha. De ahí el temor a que pueda haber provocaciones y
desmanes el 18F. De ahí, también, la firme condena a toda forma
de violencia, incluso la que se incita desde el terrorismo periodístico y
televisivo imperante, que impulsa y estimula alocadamente a un minúsculo grupo
de fiscales —desprestigiados casi todos, algunos con probados lazos con la
dictadura y uno con el narcopoder— a seguir esmerilando las instituciones
republicanas, ya muy dañadas luego de la frustrada "denuncia" del
malogrado fiscal Nisman.
Todo indica que la anunciada marcha del 18F será numerosa,
porque recogerá descontentos de todo tipo y en particular de las clases medias
porteñas. A esa convocatoria se sumó, veloz y oportunista, toda la dirigencia política y
sindical experta en violencias verbales y en servir a veces con más eficiencia a
gobiernos e intereses extranjeros.
Sus furias tienen que ver con las frustraciones que les producen algunas
conquistas sociales y laborales logradas en estos años. De hecho se fastidian ante
cualquier cambio, por el temor a perder privilegios y oportunidades de negocios
especulativos fáciles y rápidos. Y los molesta —estéticamente—la inclusión
social y la tendencia al igualitarismo que es típica de todo gobierno
peronista. Ni se diga de la defensa del patrimonio público, la
independencia económica y la soberanía política, símbolos del actual
gobierno.
El cual, es obvio, ofrece claroscuros y metidas de pata como ciertos
excesos verbales de la Presidenta, la desdichada rotura de un diario por el
Jefe de Gabinete y algunas defensas corporativas de funcionarios de dudosa
moral. Pero en lo sustancial no se desvía de sus objetivos y viene cambiando
económica y socialmente al país.
Por eso en la convocatoria al 18F confluirán, como sucede casi siempre,
protestas genuinas con intereses perversos. En especial los del así llamado establishment,
entendido por tal el conjunto de lobbies empresarios, sindicales y ahora
judicial, al que siguen verdaderas hordas de asesores y economistas que durante
décadas se aprovecharon del Estado hasta dejarlo exhausto como en 2001.
La muerte del fiscal Nisman, en ese contexto, sólo exige una investigación
seria y honesta como la que parece estar haciendo la fiscal Viviana Fein, que
puede ser acusada de hablar demasiado pero no de falta de mano firme.
En ese contexto la semana se cerró con la decisión
del fiscal Gerardo
Pollicita, quien —como para completar la media docena de fiscales todo
servicio— retomó la "denuncia" que Nisman no concretó. El viernes (no
casualmente el viernes, para que todo el fin de semana largo no se hable de
otra cosa en los carnavales) decidió imputar a la Presidenta por presunto
encubrimiento a Irán en el
atentado a la AMIA de 1994. Curiosamente, no
pidió indagarla, ni a ninguno de los demás imputados, el Canciller Timerman y
otros funcionarios, porque eso no es lo importante para él o sus presuntos
mandantes.
Lo importante es la enorme repercusión en la prensa mundial, que no ha dicho una palabra sobre el absurdo jurídico que es saltarse un mandato constitucional absoluto: ningún presidente puede ser llevado a los tribunales porque gozan de lo que antiguamente se llamaba inmunidad mayestática. En cambio, sí se los puede llevar a Juicio Político, único modo de destituirlos. Esto es así en la Constitución Argentina, como la de los Estados Unidos y de una larga lista de países.
La pregunta entonces es obvia: ¿Tanto Nisman en vida, como ahora Pollicita,
ignoraron tan groseramente la Constitución? La respuesta es NO. Pollicita lo
sabe perfectamente, como también sabe que no hay acusación seria para llevar a
juicio político a CFK. Pero eso parece tenerlo sin cuidado, como a quienes sólo
buscan deteriorar aún más la imagen presidencial.
La decisión de aceptar o no tal dislate jurídico (uno más) estará en manos
del juez Daniel Rafecas. El cual, si descarta este absurdo, como debería en
Derecho, será despedazado por el sistema de medios desestabilizadores.
Por su parte, la Procuración del Tesoro de la Nación, que representa al
Estado, aportó esta misma semana documentos probatorios de que en absoluto hubo
conductas inadecuadas ni delictivas por parte del gobierno nacional.
Así vive hoy la república estos carnavales en los
que, patéticamente, el circo de los desestabilizadores continúa. Por fortuna en el
interior, en la Argentina profunda, todo es diferente y para nada el país real
comparte la locura inducida que se vive en la Ciudad de Buenos Aires. •
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