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martes, 16 de enero de 2018

LECTURARIO # 57. Suárez, Molfino, Dagerman, Dujovne Ortiz, Muñoz Vargas y, siempre, Gorodischer


• Durante mi último viaje a Portugal, donde participé del Festival Folio, me la pasé leyendo, sumergido y encantado, "El hijo del héroe", la más reciente novela de Karla Suárez, narradora cubana que vive en Europa hace años, y en Lisboa desde hace una década. Y es mi amiga.
            Esta es para mí la mejor de sus novelas, sin demérito de su premiada "Silencios" y de "La viajera", entre las que conozco: una historia conmovedora y atrapante cuya materia, se diría, es la nostalgia, tratada en el contexto de la historiación de la guerra civil librada en Angola en los años 80 del siglo pasado, con decisiva participación de tropas cubanas internacionalistas. La textura de esta novela recorre la infancia y la juventud de Ernesto, replantea lo que fue ser joven en Cuba en aquellos años, y analiza vida, política y sociedad desde esa perspectiva: la nostalgia. Que, lo admitan o no, es la tinta con la que se escriben los derroteros de por lo menos tres generaciones de cubanos, residentes en la isla o dondequiera.
            Novela implacable también, no da ni pide tregua, y es el tipo de narración que te seca la boca. Porque la historia de Ernesto, cuyo padre murió en aquella guerra africana para quedar envuelto en mitologías familiares y enigmas a develar, combina el análisis y la información con la crítica, el sabor y el humor caribeño, y todo eso con la frustración y el desencanto típico de todo transterrado, conformando in totum una visión sincera y desencantada de la preciosa isla caribeña que determinó, se diría, no sólo la política sino también la literatura latinoamericana de los últimos 60 años.
            El crecimiento y madurez de Ernesto, el imprescindible y logradísimo personaje llamado Berto y la propia Karla Suárez que se entrevé en muchas reflexiones, matizan una obra infrecuente en la literatura latinoamericana actual. El texto se desplaza con un notable vuelo poético, además, con homenajes internos a grandes escritores cubanos, y se configura en la memoria del lector como uno de esos relatos inolvidables que siempre se agradecen (Editorial Comba, Barcelona 2017).

• "Pampa del Infierno" es la última novela de mi amigo y paisano Miguel Ángel Molfino. Presentada como un "Western Negro", en cierto modo lo es. Empieza en Texas y sigue en el Chaco, en la Patagonia, y deviene encantadora galería de personajes entrañables, algo exagerados pero convincentes. Como Truman, inolvidable detective neoyorquino extraviado entre mapuches y bandidos gringos, que termina en el Chaco, no sin encanto.
            La novela, como suele suceder en las narraciones de Molfino, presenta personajes logrados, macizos, como sólo él sabe hacerlo. En apariencia disparatada, sin embargo no lo es, porque mantiene lógica y tensión, y es rica en diálogos típicamente duros como los hay en todo lo que escribe este chaqueño singular. Una novela en la línea de sus mejores momentos, no se la pierdan. (Revólver Editorial, Buenos Aires, 2017).

• "Nuestra necesidad de consuelo es insaciable" es el título de un libro brevísimo pero grandioso del impresionante narrador sueco que se llamó Stig Dagerman (1923-1954), un joven inconformista que a los 31 años de edad y con un talento descomunal se suicidó en el garage de su casa, dejando detrás de sí una obra escueta pero poderosísima, y de quien yo conocía ya un cuento memorable, uno de los más impresionantes que leí en toda mi vida: "Matar a un niño". Un relato magistral, sin tregua, que leí hace muchos años y que publicamos en Puro Cuento hace casi 30 años. Nunca más encontré traducciones de su obra hasta que mi amigo Carlos Skliar me obsequió, hace poco, la edición colombiana de este pequeño libro-tesoro, en versión bilingüe sueco-castellana y traducción de José María Caba. Un libro absolutamente perturbador. Peligroso, incluso, y deslumbrante. (La valija de fuego, Bogotá 2016).

• Leo vertiginosamente, las últimas semanas, un libro recientísimo, urgente y necesario de esa narradora implacable que es Alicia Dujovne Ortiz. Se titula "Milagro" y, como es evidente, es un reportaje en Jujuy, en la cárcel y en calles y pueblos, acerca de Milagro Sala.
            Lo mejor, sin dudas, es que no idealiza al personaje. Sí lo indaga y recorre, a través de testimonios y de cuatro entrevistas no complacientes, y así lo muestra en todo su porte, su pasión, sus contradicciones, su decisión y su fe de mujer, indígena y hacedora, personalísima y tozuda. El resultado no podía ser sino un retrato tan inesperado como verdadero, y más verdadero que glorificador, en el que se aprecia a cabalidad a esta mujer pequeña y dura, galvanizada y admirable por sus principios y su enfrentamiento con el poder chiquito y mezquino del jujeño gobierno de los (in) Morales. Como era de esperar, en el acto surgieron diversos comentaristas de los medios oficialistas a degradar velozmente el libro. Que, claro, está muy por encima de esos chiquitajes. (Marea Editorial, Bs.Aires, 2017).

• Como para alivianar el ánimo, leo en reciente viaje a un congreso en Monterrey, México, un pequeño, original y disfrutable libro de Jaime Muñoz Vargas, narrador, periodista y buen conocedor de la Argentina. Con el subtítulo "Antología de hermosos monstruos", el autor recorre fotografías icónicas de mujeres memorables, de Marylin Monroe a Bo Derek, y de Raquel Welsh a un par de docenas de modelos femeninos de los últimos, digamos, cuarenta años. Es algo así como una rendición de amor, un repaso de sentimientos que ha de haber tenido el autor, y que expresa ahora, con cierta gracia poética. Libro ligero pero convincente, porque su espíritu es antes lúdico que misógino. (Iberia Editorial, México, 2017).

• De mi entrañable hermana y maestra Angélica Gorodischer, sigo leyendo sus producciones íntimas, diría, pues tiene la para mí maravillosa costumbre de enviarme sus originales antes de entregarlos a sus editores.
            Así he tenido el privilegio de comentar anticipadamente algunos de sus libros, todos los cuales recomiendo enfáticamente porque, no tengo duda al decirlo, Angélica es la más importante y sólida figura de la literatura argentina contemporánea. Como ustedes ya saben, y espero hayan leído religiosamente, comenté aquí y adoro en particular por lo menos dos de sus magníficas, recientes novelas: "Las señoras de la calle Brenner" y "Palito de naranjo". Magistrales ambas. Y también "Tirabuzón" y antes "Menta" y después la conmovedora "Las nenas" (que dedicó a mi hija Celeste).

            Ahora he leído el original de "Preciosa cabellera", una nueva colección de cuentos que será novedad editorial un día de estos. Como siempre en ella, relatos magistrales, intensos, perturbadores y de prosa perfecta.

1 comentario:

  1. Gracias Mempo por compartir tus lecturas... siempre invitan a seguir leyendo y a conocer nuevos autores y mundos...

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